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 ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

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AZAI AVAYUT
Yeziel Hayat
Elías Levi
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Elías Levi
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MensajeTema: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeLun 13 Oct 2008, 23:25

[justify]Inicio este tema para que podais entrar en mi mundo (el de vuestro rabi, os recomiendo que se van a abrir muchas más puertas de las que se van a cerrar),la verdad es que no ha sido una mera casualidad el que se me haya adjudicado tal categoria por parte de nuestra hermandad. Siempre se ha dicho o por lo menos reconocido en todas las culturas que los judíos (ese pueblo elegido.... ¿pero por qué?), siempre estaba metido en todos los episodios de la historia tanto para bien o para mal. Han sido consejeros de políticos, médicos de reyes, prestamistas e inversores (ojo.... fue un judío de Calatayud y que en el tiempo y forma vivía en Valencia quién sufragó en florines de oro a la reina Isabel la Católica la expedición de un tal Colón que decía que había descubierto una nueva ruta hacia las Indias).
Bueno, vamos a empezar por una cosa muy sencillita como es lo que a continuación "pego"

.... Y la luz se hizo

Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra. No existía nada, no había materia, ni tiempo, ni espacio, pero el espíritu de Dios se cernía sobre una singularidad cosmológica que marcó el inicio de la gran explosión. Un segundo después el Universo había nacido, comenzado una expansión y evolución que todavía hoy continúan. Este podría ser el inicio de una nueva versión de la Biblia, actualizada con los conocimientos científicos actuales, las conclusiones a la que los seres humanos hemos llegado utilizando nuestra capacidad de raciocinio después de preguntarnos durante siglos quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Probablemente no se trata de conclusiones definitivas, pero estas son las respuestas que en estos momentos ofrece la ciencia para conocer nuestros orígenes más lejanos. Comparar la creación según la Biblia y según los actuales conocimientos científicos puede ser una tarea muy ilustradora.

EN EL LUGAR DE LA NADA
Hace unos 15.000 millones de años, más o menos, no existía nada. No había tiempo, ni espacio, ni materia, sólo una singularidad, algo que se ha descrito como un punto de volumen cero y de infinita densidad de materia en el que espacio-tiempo estaba infinitamente curvado sobre sí mismo. Y ese punto estaba más allá de las leyes físicas de nuestro universo; por eso se denomina singularidad, según la descripción que realizó el físico Roger Penrose.
Tiempo 0 o más una mil millonésima de segundo. El universo ha nacido. Se ha producido la gran explosión, el “Big-Bang” según la más conocida terminología inglesa. A partir de ese momento comienza a correr el cronómetro del tiempo en el universo, aparece la materia y el espacio -que anteriormente no existía- empieza a expandirse. ¿Fue el reflejo de la voluntad de Dios?. Este es el punto en el que los físicos pueden dar la mano a los teólogos. El momento del que nada se sabe y que muestra la creación de todo lo conocido.
Algunos físicos consideran que los poderes divinos se manifestaron a través de esa singularidad cósmica que supuso el inicio de la gran explosión. Una creación de increíble precisión, pues si, por ejemplo, la velocidad de expansión hubiese sido inferior únicamente en una pequeña fracción de una millonésima a la que resultó, el universo, en lugar de expandirse se hubiese colapsado y desaparecido. Otros, en cambio dicen que el universo resultante fue un caso total del que son buenas pruebas de ello los restos de ese calor primitivo, de esa radiación del nacimiento del universo, que todavía se pueden captar en nuestro planeta en forma de microondas, como los rescoldos de la gran explosión o los atenuados llantos de un recién nacido hace 15.000 millones de años. Para ellos, la organización cósmica sólo fue apareciendo lenta y automáticamente con posterioridad. Una visión de la creación en la que el gran creador cósmico se habría limitado a “encender la mecha” de la explosión dejando que después todo sucediese siguiendo las leyes de la Naturaleza.

HA NACIDO UNA ESTRELLA: EL SOL
“Haya luz y hubo luz....” . En las primeras millonésimas de segundo después de la gran explosión únicamente había partículas en estado libre: fotones, leptones, hadrones y sus antipartículas. La temperatura era de cientos o miles de billones de grados. Instante más tarde la bola de la creación se fue enfriando. Pasada sólo una centésima de segundo después del principio, la temperatura había descendido a “sólo” unos mil millones de grados, y se formaron los protones y los neutrones.
En los mil años siguientes comenzaron a aparecer los primeros núcleos de átomos que se estabilizaron cuando la temperatura descendió de los tres millones de grados. Al acabar este primer milenio de existencia del universo, la temperatura era “sólo” 10.000 grados, y comenzó la era del nacimiento de las estrellas y planetas.
“Haya firmamento...” . La materia creada por la explosión primigenia se fue agrupando por la acción de la fuerza gravitatoria, formándose las primeras protoestrellas y protoplanetas. Las Leyes de la Naturaleza actuaron sobre la materia y aparecieron los cuerpos celestes. Miles de millones de años después del comienzo del tiempo, cuando muchas estrellas y planetas habían nacido y muerto, cuando el cielo ya era viejo, en una esquina de una agrupación estelar que el hombre conoce hoy como Vía Láctea, una aglomeración de materia estelar dio lugar al nacimiento de una nueva estrella, el Sol, y a unos planetas que formarían el Sistema Solar.
Fue hace 4.500 millones de años cuando el polvo estelar se fue agrupando en una órbita del Sol. A medida que adquiría mayor masa, atraía a nuevos materiales que se precipitaban sobre él en un bombardeo cósmico. El planeta era un inmenso magma caliente donde los materiales más pesados se fueron hundiendo hacia el interior, mientras los más ligeros quedaban en la superficie. Tal vez fueron unos cien millones de años los que tardó en enfriarse este lugar que sería conocido como Tierra.
Los gases procedentes de los meteoritos que continuamente bombardeaban su superficie y los provenientes de la actividad volcánica dieron lugar a una primera atmósfera de vapor de agua, dióxido de carbono, amoníaco y metano.
Probablemente fue en ese momento cuando lo que sería el planeta del género humano colisionó con otro cuerpo celeste -del tamaño de Marte- que provocó que buena parte de materia de la Tierra fuese despedida al espacio y durante un tiempo el planeta lució un anillo similar al que hoy podemos ver en Saturno. Pero no duró demasiado, pues una parte de esa materia volvió a precipitarse sobre este cuerpo celeste mientras que el resto se agrupaba para formar un satélite: la Luna.
“Aparezca lo seco.... y a lo seco llamó Dios Tierra, y a la reunión de las aguas mares”. La catástrofe cósmica del choque que dio lugar a la Luna probablemente hizo desaparecer la mayoría de la antigua atmósfera terrestre, pero la actividad volcánica y el continuo bombardeo de los cometas aportaron nuevos elementos al planeta, sobre todo agua. Al principio, el calor de la superficie era demasiado alto para que el agua pasase a estado líquido, pero, al enfriarse, el vapor que estaba en la atmósfera se precipitó en constantes lluvias. Una especia de diluvio universal que dio lugar a los mares.
“Haga brotar la Tierra la hierba verde...”. No mucho después de la inundación de la mayor parte de la Tierra tuvieron lugar una serie de reacciones químicas de vital importancia. Como si se tratase de la marmita de un alquimista, los compuestos químicos preorgánicos, muchos de ellos precedentes del continuo bombardeo de cometas y otros de la reacción de esa primitiva atmósfera de vapor de agua, hidrógeno, metano y amoníaco, fueron actuando unos con otros, hasta producir moléculas más complejas.

LOS PRIMEROS SERES VIVOS
Una serie de complicadas reacciones se sucedieron hasta que apareció la primera molécula capaz de tomar del medio ambiente los elementos necesarios para poder replicarse a sí misma. Había nacido la vida. En un mundo sin oxígeno y sometido a un continuo bombardeo planetario y a las radiaciones ionizantes del Sol, la aparición de los primeros organismos vivos ocurrió muy probablemente en las arcillas arenosas de los fondos marinos, en las proximidades de fuentes termales que proporcionaban calor y compuestos sulfurados, el “alimento” de los primeros seres vivos terrestres.
Estos organismos primigenios no utilizaron la energía del Sol para alimentarse, sino las reacciones químicas que obtenían de estos compuestos sulfurados. En la actualidad todavía hay seres vivos en nuestro planeta que se desarrollan en las profundidades de los océanos, alimentándose de esos compuestos químicos.
Existencia que fue conocida por primera vez en 1977 cuando el submarino norteamericano Alvin descubrió cerca de las islas Galápagos, y a unos 2.500 metros de profundidad, unas exóticas criaturas -cangrejos, conchas gigantes, gusanos de dos metros de largo- que vivían junto a unos manantiales de agua muy caliente. Todos estos animales se mantenían gracias a la existencia de unas bacterias que eran capaces de aprovechar la energía química obtenida de las reacciones con los sulfuros. Su existencia era un recuerdo viviente de la forma en que pudo aparecer la vida en la Tierra.
Los primeros seres vivos fosilizados han sido encontrados en la costa oeste de Australia y tienen una antigüedad de 3.500 millones de años. Se trata de organismos filamentosos de aspecto similar a las actuales bacterias, pero ya capaces de realizar reacciones relativamente complejas, como la fotosíntesis, y por tanto de producir oxígeno, igual que las actuales plantas. Según el paleobiólogo norteamericano Willian Schopf , se trata de “organismos relativamente complicados y capaces de realizar funciones químicas muy especializadas, lo que indica que la evolución biológica tuvo que comenzar mucho antes para que pudiesen desarrollarse estos seres relativamente avanzados”.
Una aparición de la vida que él sitúa hace unos 4.000 millones de años. Estos primeros organismos fosilizados tenían su información genética codificada mediante el ADN, al igual que todos los seres vivos, a excepción de un tipo de virus. Pero, ¿cómo apareció esta compleja estructura que es el ADN?. Se ha calculado que su aparición al azar, como fruto de reacciones aleatorias, tiene una probabilidad tan baja como una entre un número tan grande que tendría cien mil millones de ceros. Algo prácticamente imposible de explicar por azar. Además, este material hereditario precisa de proteínas para expresarse, mientras que éstas necesitan del ADN para formarse. Es como la famosa adivinanza de qué fue primero, si el huevo o la gallina.
La explicación de este aparente galimatías podría estar en los ribozimas, unas moléculas formadas por ARN -otro ácido nucleico como el ADN- que, además de contener la información hereditaria, tienen la capacidad de poder catalizar su propia replicación. ¿Primeros seres vivos?. Para muchos científicos no se puede hablar realmente de vida, pero podrían ser los antecesores de los seres vivos, que además de replicarse pueden interactuar con el medio ambiente y relacionarse. En un primer estadio de la evolución habrían aparecido estas moléculas capaces de replicarse a sí mismas, y más adelante los primeros seres vivos, con ADN, ocuparían su lugar en el reino de la creación. ¿La aparición de la vida es, pues, un milagro divino o, como opinar el premio Nobel de Química Manfred Eigen, una consecuencia de la capacidad de la información para autoorganizarse?.

LOS ANIMALES Y EL HOMBRE
“Hiervan de animales las aguas..... Borte la Tierra seres animados según su especie....”. Una vez aparecidos los primeros seres vivos, unicelulares y sin núcleo diferenciado, como las actuales bacterias, la vida experimentó una explosión, aumentando de forma vertiginosa la complicación de los seres vivos, hasta el punto de que hace unos 2.000 millones de años apareció una criatura totalmente nueva, la célula eucariota, con un núcleo bien diferenciado, y de la que estamos formados todos los seres superiores, incluidas plantas y animales. La aparición de esta nueva forma viviente, según la bióloga Lynn Margulis, fue el resultado de la combinación de especies diferentes, una simbiosis en la que diferentes organismos se unieron para configurar un nuevo ser mucho más complejo.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza...”. Las células eucariotas se unieron en organismos pluricelulares, unos fueron plantas y otros dieron lugar a animales. Aparecieron los primeros peces y, después de dominar los mares, algunos se adentraron en los terrenos secos. Surgieron los anfibios, los reptiles, las aves y los mamíferos, que tuvieron su gran oportunidad en la historia evolutiva con la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
Hace unos cinco millones de años vivían en Africa unos simios que, con el paso del tiempo, darían lugar a un pequeño mono que adoptó la postura erguida para caminar. El Australopithecus dio paso al Homo Erectus, y éste se expandió desde Africa a Asia y Europa. Al ser bípedo, sus manos quedaron liberadas de su función locomotora y pudieron dedicarse a manipular su entorno, el cerebro se fue haciendo mayor y la innata curiosidad de esta especie hizo el resto. Hoy, 200.000 años después, el hombre sigue sin saber si su predecesor es aquel primate, algo que unos afirman y otros niegan.
¿Cuándo conoceremos la respuesta?.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeLun 13 Oct 2008, 23:54

Jeje, muy interesante. Ya veo por dónde vas.
Sigue, sigue. Me muero de ganas por continuar con la explicación racional del antiguo testamento.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMar 14 Oct 2008, 11:43

¿como es posible que el rabino de nuestra comunidad ponga en duda los textos sagrados en beneficio de las endemoniadas teorias Darwinianas?
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMiér 15 Oct 2008, 14:15

Pues eso no es nada, iré caldeando cada vez más la situación a medida que vaya pasando el tiempo ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO 904823 [justify]
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeVie 17 Oct 2008, 12:47

Rabino por favor respóndame :
Acaso le ha abandonado la fe
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeSáb 18 Oct 2008, 01:29

Buf...
Esto, se pone INTERESANTE!!!
lol!
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeDom 19 Oct 2008, 01:24

Muy bien, muy bien, habéis podido observar que en todo momento y habida cuenta de la tecnologia que existe a nuestro alcance, lo único que hago es copiar y pegar...... algo que escribí hace muchos años y que no tenía la posibilidad de dar a conocer. Pues bien, en esta nueva entrega más vale que seáis duchos en las Sagradas Escrituras especialmente en el Antiguo Testamento (ya sabéis, ese libro que está en muchas de nuestras casas y que nadie lo ha leído porque es un tocho de libro) porque de lo contrario no creo que os enteréis de mucho. Apelo a vuestra inteligencia, no a la fé, por lo que aquel que sea creyente, le insto a que abandone inmediatamente esta lectura porque podría ser perjudicial para su salud mental. Dicho esto.......... que no os pase nada y....... PD.- Aún no he terminado, todavía tengo mucho que decir, pero....... poco a poco (no tengro prisa)

¿Era Yahvé Dios?

El Yahvé que aparece en el Antiguo Testamento y se nos ha presentado tradicionalmente como el Dios creador del mundo y del hombre no tiene nada que ver con la imagen popular generalizada de un ser omnipotente, omnipresente, omnisciente, justo y misericordioso. Además, el Antiguo Testamento utiliza muy diferentes nombres al hablar de las intervenciones “divinas” en la antigüedad. Lo que sucede es que los defensores teológicos de la existencia de un único Dios, decidieron traducir los textos bíblicos a su conveniencia y todas esas intervenciones, realizadas muchas veces por personajes diferentes, se achacaron a Yhavé, al que se identificaría como Dios.
Y así, la palabra “elohim” se ha traducido incorrectamente en casi todas las versiones de las distintas lenguas como Yahvé o Dios, y eso a pesar de que los exégetas reconocen que puede traducirse indistintamente -en singular y en plural- como “el dios” o “los dioses”.
Eso hace que “Yahvé” sea el mismo dios citado por el primer capítulo del Génesis que crea el mundo de la nada y el que “forma” a Adán de “algo” ya existente simbolizado por el barro -es decir, que no crea sino que transforma, viniendo a ser algo así como un ingeniero genético-.
Y que sería el mismo Yahvé que decidió -según narra el texto bíblico- dedicarse a separar a todo un pueblo del resto de la humanidad para preservar su pureza étnica. Y eso a pesar de que entre el Yahvé creador y el que formó a Adán -salvo que alguien piense de verdad que “los cielos y la Tierra” se crearon en “seis días” -hubo cientos de miles de años de distancia, lo mismo que tuvieron que transcurrir miles de años entre el Yahvé del Paraíso y el que decidió convertirse en “dios” de un solo pueblo, de su “pueblo elegido”. Un “dios” que convivió con él durante muchísimas generaciones, con lo que o era casi inmortal o debía vivir una media de años enorme. Salvo que aceptemos que, a lo largo de la historia judía, las distintas generaciones tomaron al dios de turno -que no siempre se aparecía- como al mismo Yahvé... aunque se tratara de un ser parecido físicamente. Es decir, el pueblo judía tenía una imagen muy clara de cómo era Yahvé, así que no resulta descabellado pensar que cuando alguien físicamente parecido se mostraba tras una larga ausencia, fuera tomado por él sin problemas. Lo que supondría que fueron varios los “dioses” a los que se tomó por Yahvé a los largo de los siglos.

CUANDO LOS “DIOSES” SE REPARTIERON EL MUNDO
Así, cuenta el Deuteronomio -en su versión más antigua- que “cuando Elyón (la mayor parte de los textos lo traducen como “el Altísimo”) repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos según el número de los Bene’El, más la porción de Yahvé fue su pueblo” (Deuteronomio 32, 8-9). En otras palabras, que cuando el número de humanos llegó a ser tan grande que debieron de ser divididos en naciones, Elyón (presuntamente, pues, el “dios” supremo) entregó la custodia cada una de ellas a otros “dioses” (los Bene’El o “hijos de Dios”), reservando para Yahvé uno de esos pueblos.
Hecho que coincide además -a grandes rasgos- con lo que acontecía en las demás culturas de su entorno geográfico.
El lector debe saber también que los “dioses” se reunían periódicamente en un lugar llamado “la montaña de la Asamblea” ubicada en los confines del monte Safón (Isaías 14, 13), siendo allí precisamente donde debían rendir cuentas ante Yahvé de la marcha de sus respectivos gobiernos, siendo severamente amonestados e incluso castigados cuando no actuaban de acuerdo a las instrucciones recibidas. Tenemos constancia de una de esas reuniones en el Salmo 82: “Elohim se yergue en la asamblea divina, en medio de los dioses juzga: ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y a los malvados mimaréis?... Yo he dicho: ¡Dioses sois, e hijos de Elyón todos vosotros!. Sin embargo, como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis”.
En ocasiones, sin embargo, de nada valían las asambleas y los “dioses” dirimían sus diferencias mediante métodos más contundentes. El profeta Daniel da cuenta de tales escaramuzas por uno de ellos que le visitó haciendo un alto en su lucha: “El príncipe del reino de Persia se ha alzado contra mí durante veintiún días, y he aquí que Miguel, uno de los jefes primeros, ha venido en mi ayuda; y le he dejado allí junto al rey de Persia. Y he venido a explicarte lo que sucederá a tu pueblo al final de los tiempos”. (Daniel 10, 13).
Párrafo elocuente que demuestra que los “dioses” tenían comportamientos bastante “humanos”. ¿O no?.

LA “GLORIA DE YAHVE”
La Biblia, por otra parte, describe a esos dioses como a seres tan “normales” que, en ocasiones, pasaban desapercibidos entre la gente. Jacob, por ejemplo, luchó cuerpo a cuerpo contra uno de ellos sin saberlo, hasta que éste finalmente reconoció ser uno de los elohim (Génesis 32, 25 y ss). Es más, el propio Yahvé, cuando habla con Moisés en la Tienda de la Reunión, lo hace cara a cara, “como conversa un hombre con su amigo” (Exodo 33,11). En ocasiones, incluso pasea de incógnito por el campamento, por lo que exige que todas las deyecciones de su pueblo estén debidamente enterradas (Deuteronomio 23, 13-15), como si él fuera, en apariencia al menos, un hombre como los otros, sensible a la suciedad.
Lo que, en cambio sí diferenciaba a Yahvé -o a los distintos Yahvé- de los demás no era su aspecto físico, sino el poder que poseía cuando aparecía con su “gloria”. Y es que su “gloria” la célebre “Gloria de Yahvé”, parece que debió tratarse de su vehículo. Y hablamos de la omnipresente “columna de nube” que se transformaba en columna de fuego durante la noche en las travesías del desierto y, a la que con tanto detalle se refiere el Exodo. Su “gloria”, además, tenía dos “caras”: una de ellas, conocida como “el rostro de Yhavé”, era especialmente peligrosa, pues según la Biblia ningún hombre podía verla y sobrevivir. Sin embargo, Moisés logró ver la cara posterior tras refugiarse en la hendidura de una roca, tal y como le había aconsejado Yahvé (Exodo 33, 20). ¿Por qué era peligrosa la primera?. Porque probablemente se trataba de la parte inferior del “aparato” ya que, cuando la “gloria” se situaba sobre la Tienda de la Reunión, Moisés no podía entrar en ella (Exodo 40, 34-35), pero cuando “aterrizaba” al lado, no había peligro (Exodo 33, 9).
Por supuesto, no sabemos qué tipo de propulsión empleaba la nave, pero había severas órdenes de que nadie del pueblo se acercara a las inmediaciones donde ésta se operaba (Exodo 19, 12). Asimismo, jugó un papel fundamental en el paso por el Mar Rojo (Exodo 14, 19) y su fulgor era en ocasiones tan grande que llegaba a confundirse con el Sol, dando alguna vez la impresión de que éste se detenía (Josué 10, 12) e, incluso de que retrocedía (2 Reyes, 19, 9). Y, cuando lo precisaba era capaz de escupir un fuego capaz de abrasar de golpe a 250 hombres (Números 16, 35) o de arrasar ciudades enteras (Génesis 19). Era, ciertamente, una herramienta mortífera. Pero, ¿para qué la necesitaba Yahvé?.

UN DIOS PENDENCIERO
Además, sabemos hoy que Yahvé era un dios tribal, no universal, y que su mayor obsesión era repoblar su territorio con gente que le fuera fiel, asegurándose de que en el futuro ningún foco de “idolatría” surgiera de ese pueblo, al que consideraba de “su personal propiedad” (Deuteronomio 7, 6). Sólo que, para lograrlo, debía “vaciar” previamente ese territorio de sus anteriores pobladores. Así que Yahvé dio órdenes de conquistarlo. Y para asegurarse de que no habría futuras “contaminaciones” religiosas, decreta muchas veces la muerte de todos sus habitantes: “De las ciudades de esos pueblos que Yahvé, tu elohim, te da en herencia, no dejarás viva alma alguna; sino que consagrarás a completo exterminio al Hitita, al Amorreo, al Cananeo, al Perezeo, al Jivveo y al Yebuseo, conforme Yhavé, tu elohim, te ha ordenado; a fin de que no os enseñen a imitar todas las abominaciones que han cometido en honor de sus dioses y pequéis contra Yahvé, vuestro Elohim” (Deutenoromio 20, 16-18).
Es decir, que Yhavé no quería prisioneros, ni siquiera mujeres o niños. Y tampoco dudó en aplicar el mismo remedio entre las gentes de su pueblo cuando éstos se sintieron abandonados y comenzaron a adorar a sus antiguos dioses: “Así ha dicho Yahvé, dios de Israel: ‘¡Ponga cada uno su espada al costado! ¡Pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta y matad cada uno al propio hermano, al propio compañero, al propio pariente”. (Exodo 32, 27).
Con lo que tres mil hombres fueron víctimas de tan drástica medida, muriendo a manos de sus seres más queridos. Un “remedio” atroz, infinitamente peor que la enfermedad que pretendían curar.

LOS “RESPLANDECIENTES”
No podemos olvidar comentar, en cualquier caso, otro aspecto característico de esos dioses: la de que, al menos en ocasiones, “resplandecían”. En el Libro de Enoch, por ejemplo, se habla de unos seres que normalmente eran tan refulgentes como el fuego pero que, cuando lo deseaban, podían adoptar la forma de los hombres corrientes. Pero sería un autor moderno quien popularizaría finalmente el término. En efecto, el escritor Christian O’Brien, indagando en la etimología de las principales palabras empleadas en el Próximo Oriente para designar a Dios o a los dioses, se encontró con la sorpresa de que todas ellas tenían el mismo significado. Y comprobó que tanto los términos hebreos El y elohim, como el sumerio El, el acadio Ilu y otros de diversas lenguas, tienen todos el mismo significado: resplandeciente o brillante. Lo curioso de ese mismo significado lo encontramos en las mitologías más dispares. Por ejemplo, la palabra sánscrita deva tiene también ese mismo significado. Y son numerosos los nombres propios de dioses o seres divinos que tienen la misma procedencia. ¿Por qué pueblos con orígenes y tradiciones tan distintas se ponen justamente de acuerdo en algo así?.
No podemos estar absolutamente seguros, pero todos esos dioses debían tener algo en común. Su cuerpo físico debía en ocasiones resplandecer. Recordemos lo que le ocurrió a Moisés cuando regresó de estar cuarenta días en contacto con Yahvé en la cima del Sinaí: su rostro irradiaba.
¿A dónde nos lleva eso?. Muy sencillo: a que Yhavé, como todos y cada uno de cuantos “dioses” rigieron los destinos de nuestro mundo, no era un ser divino, sino alguien que pertenecía a una raza: la raza de los elohim, la raza de los “resplandecientes”. Y tal vez fue el propio Yahvé quien tuvo la debilidad de proclamarse Dios universal, pero tal vez fueron otros quienes le atribuyeron tal dignidad. Poco importa. Lo que de verdad nos interesa es saber que no fue más que un intermediario más de los que rigieron el destino de las naciones. Un intermediario que volaba en una “nube” que exigía que se le rindiese culto y que cometió verdaderas atrocidades a pesar de su presunta superior evolución. Alguien que, desde luego, no era Dios.

YAHVE Y LOS ELOHIM
Para entender el misterio de Yhavé debemos tener en cuentas que nuestras Biblias recogen una tradición oral muy antigua que fue puesta por escrito en una época en la que Israel se aferraba a la universalidad de su dios como a un clavo ardiendo, y que la mayoría de nuestras traducciones parten ya de la idea de que el autor o autores de estos textos eran absolutamente monoteístas. Y no es así. Al menos, en parte.
La tradición bíblica fue elaborada en una época en la que se conocían las andanzas de numerosos “dioses” en la Tierra. Mucho tiempo después, cuando alguien decidió ponerla por escrito, intercaló varias leyendas de autores y procedencias distintas. Siendo el principal escollo cómo armonizarlas entre sí sin desvirtuarlas. Aunque, aún hoy, encontramos pedazos de esas leyendas originales sin retocar. Por ejemplo, en el Génesis, Elohim dice: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, a nuestra semejanza”. Pero en realidad no es Elohim quien pronuncia dichas palabras, sino un grupo de elohim, es decir, de “dioses”.
La palabra elohim es utilizada con diferentes sentidos en la Biblia: unas veces se refiere a un sólo Dios y otras a varios. Los exégetas lo explican diciendo que el concepto es un plural que suele llevar el verbo y los demás accidentes gramaticales en singular. Y, sin embargo, el verdadero singular de esa palabra sería Eloha. Todo un lío que al lector medio le suele pasar desapercibido ya que en nuestras traducciones aparece simplemente el término de “Dios” sin más.
Una lectura más atenta de la Biblia revela, además, que el verdadero nombre propio del dios de Israel es YHVH (traducido como Yhavé, Yhavé, Jehová, etc. ..,), mientras que la palabra eloim se refería en numerosas ocasiones al conjunto de los “dioses”. Por ello, la denominación más antigua para Yhavé en el Génesis es YHVH Elohim, es decir “Yhavé el elohim” o “el elohim Yhavé”.
Quien desee desentrañar los entresijos de las andanzas de Yhavé y sus elohim por la Tierra deberá utilizar alguna de las escasas traducciones de la Biblia que conserve esos términos originales. De entre ellas, destacamos la versión española de Cantera-Iglesias y la francesa de André Chouraqui.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeDom 19 Oct 2008, 12:39

Muy muy interesante. En resumidas cuentas, marcianitos de otros mundos han estado dominando la tierra a costa de la cortedad de miras de la condición humana.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeDom 26 Oct 2008, 23:21

Como prometí en su día, se os van a abrir más puertas de las que podáis cerrar y para seguir calentando el tema, os dejo otra entrega para que hagáis que trabaje la sustancia gris:


Yahvé, un “Dios” de armas tomar

La versión griega del Antiguo Testamento tradujo la palabra hebrea berit (alianza) por diathéke, que significa disposición, y de ahí el empleo del término testamentum de la Vulgata (versión latina de la Biblia, única oficial en la Iglesia Católica latina desde el Concilio de Trento en 1546) y, por tanto, del nombre de Antiguo Testamento para designar la “Alianza” que Yhavé concluyó con Israel, en contraposición al Nuevo Testamento, que refleja la “Nueva Alianza” sellada por Jesucristo.
En otras palabras, y de forma simplista, para los judíos el único “libro sagrado”, la Biblia, es lo que para los cristianos el Antiguo Testamento. Es decir, un conjunto de libros históricos, mayoritariamente escritos en hebreo, que se fueron recopilando a lo largo de ocho siglos hasta constituir el bloque actual. Libros a los que se atribuyó carácter de “revelados” y cuyo contenido fue tenido, consecuentemente, como “palabra de Dios”.
Y, sin embargo, el discurso de Cristo fue demoledor para tales creencias, al punto de que la mayor parte de aquellas normas y preceptos quedaban, si se atendían -y entendían- sus palabras, obsoletos. Lo que sucede es que los seguidores de Jesús eran judíos, él mismo se formó en las enseñanzas tradicionales -recuérdese su intervención en el templo ante los doctores de la Ley- y no debió ser fácil para sus discípulos comprender que el Dios del que hablaba no se correspondían -ni por asomo- con Yahvé. De hecho, tan evidente contradicción trajo locos a los exégetas y teólogos, hasta que llegaron a un sincretismo tan singular que Yahvé pasó a ser tenido como un Dios “justo y misericordioso”, como si ambas cualidades fuesen compatibles. Porque o se es “justo” -y, dicho gráficamente, el que la hace, la paga- o se es misericordioso -y entonces se ejerce el perdón y no la justicia-.
En suma, o se cree en el Dios de Amor que predicó Jesús o en el Dios celoso, déspota, sanguinario y cruel que fue Yahvé. Y si tenéis alguna duda del carácter de este personaje, molestaros simplemente en leer la Biblia o, cuando menos, en atender los siguientes párrafos entresacados del texto bíblico.

UN YHAVE ASESINO
Cuenta el Antiguo Testamento, por ejemplo, que cuando Coré se reveló contra Moisés, éste le ordenó presentarse con 250 de sus hombres portando incensarios ante Yhavé a la puerta de la Tienda del Encuentro. Y que habiendo acudido éstos, junto al resto de la comunidad, Moisés dijo entonces: “En esto conoceríes que Yhavé me ha enviado para hacer todas estas obras y que no es ocurrencia mía: si mueren estos hombres como muere cualquier mortal alcanzados por la sentencia común a todo hombre, es que Yhavé no me ha enviado. Pero si Yhavé obra algo portentoso, si la tierra abre su boca y los traga con todo lo que les pertenece, y bajan vivos al seol (profundidades de la tierra), sabréis que estos hombres han rechazado a Yhavé. Y sucedió que nada más terminar de decir estas palabras, se abrió el suelo debajo de ellos; la tierra abrió su boca y se los tragó, con todas sus familias, así como a todos los hombres de Coré con todos sus bienes”. (Números 16, 28-30). Añadiéndose más adelante que “Brotó fuego de Yhavé, que devoró a los 250 hombres que habían ofrecido el incienso” (Números 6,35).
¿Alguna duda de cómo se las gastaba Yhavé?. Pues más adelante, al relatar uno de los episodios durante la travesía del “pueblo elegido” durante ¡40 años! por el desierto -lo que, de por sí, sugiere que Yhavé debía ser dado a bromas pesadas o tenía muy mal humor- la Biblia narra cómo los judíos empezaron a impacientarse, no entendiendo qué hacían dando vueltas y más vueltas sin llegar a ninguna parte, por lo que manifestaron esa inquietud a Moisés. Bueno, pues la reacción de Yahvé no fue precisamente comprensiva, sino “aleccionadora”. Así que cuenta en Números 21, 6: “Envió entonces Yahvé contra el pueblo serpientes abrasadoras que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel”. Vamos, como para que cualquiera protestara.

UN YAHVE “CELOSO” Y POSESIVO
No deja de llamar también la atención el carácter posesivo y celoso del tal Yahvé. Y, desde luego, sorprende que tuviera tanto recelo a la hora de exigir fidelidad, manifestando abiertamente el temor de que “su” pueblo decidiera dejarle e irse “con otros dioses”. Basta para ello leer en Deuteronomio 7, 9-10 la advertencia que le hace a Moisés: “Has de saber, pues, que Yahvé tu Dios verdadero, el Dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos, pero que da su merecido en su propia persona a quien le odia, destruyéndole”. Advirtiéndole luego: “Pero si llegas a olvidarte de Yahvé tu Dios, si sigues a otros dioses, si les das culto y te postras ante ellos, yo certifico hoy ante vosotros que pereceréis. Lo mismo que las naciones que Yahvé va destruyendo a vuestro paso, así pereceréis también vosotros por haber desoído la voz de Yahvé vuestro Dios” (Deuteronomio 8, 19-20). ¿Otros “dioses”?. ¿Tenía miedo Yhavé de que su pueblo prefiriera a otros “dioses”?. Pues se nos antoja un “dios” muy humano, la verdad.

UN YAHVE TORTURADOR
Y no es sólo que fuese vengativo. Porque basta leer el episodio en el que se narra que Israel se estableció en Sittim y el pueblo de Yahvé -modélico el- se puso a “fornicar con las hijas de Moab” y se postraron ante sus dioses, y comprobar la reacción que tuvo: “Dijo Yahvé a Moisés: ‘Toma a todos los jefes del pueblo y empálalos en honor de Yahvé cara al sol; así cederá el furor de la cólera de Yahvé ante Israel’. Dijo Moisés a los jueces de Israel: ‘Matad cada uno a los vuestros que hayan adherido a Baal de Peor’”. Números 25, 4-5). Añadiendo más adelante que “los muertos por la plaga fueron 24.000” (Números 25, 9).
En definitiva, además de asesino, un torturador capaz de empalar -técnica que consiste en introducir un gran palo por el ano a las personas e insertárselo hasta la boca- a quien, según su paranoico parecer, le traicionaba.

UN YAHVE VENGATIVO
También en Números 31, 2 leemos cómo Yahvé le dice a Moisés: “Haz que los israelitas tomen venganza de los madianitas”. Pues bien, según ese mismo texto, los israelitas mataron a todos los varones y además: “hicieron cautivas a las mujeres de Madián y a sus niños y saquearon su ganado, sus rebaños y todos sus bienes. Dieron fuego a todas las ciudades que habitaban y a todos sus campamentos” (31, 9-10). Y no contento con eso, Moisés ordenó matar “a todos los niños varones” y “a toda mujer que haya conocido varón”. Digno discípulo de tan criminal señor.

UN YAHVE PIRATA
Pero aún hay más, porque en el mismo texto se comenta cómo el “pueblo elegido” se reparte el botín tras los saqueos -incluidas en él en esta ocasión las 32.000 mujeres “que no habían dormido con varón” (es decir, vírgenes), quedando meridianamente claro que también Yahvé participó del mismo (Números 31, 28). De hecho, la parte del botín que se llevó Yahvé viene reflejada en el texto bíblico, donde se explícita que le correspondieron 675 cabezas de ganado lanar, 72 de vacuno y 61 de asnal, así como 32 prisioneros. (Números 31, 32-40). Botín que se completó, según leemos en Números 31, 52, con dinero en metálico: “El total de oro de la reserva que reservaron para Yahvé, de parte de los jefes de millar y de cien, fue 16.750 siclos”. Y uno no se puede dejar de preguntar para qué quería “Dios” tanto ganado, dinero en metálico y 32 esclavos (¿mujeres tal vez?).

UN YAHVE AMORAL
Y no piense el lector que los preceptos y normas del tal Yahvé tienen algo que ver con las formuladas por Jesús. Basta leer el Código Deuteronómico (ver Deuteronomio 12 al 28) para comprobar de qué clase de personaje estamos hablando y qué peculiar ética tenía, más propia de una mente enferma que de Dios. Y valga como muestra un ejemplo: “Si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata; ella será su mujer porque la ha violado, y no podrá repudiarla en toda su vida”. (Deuteronomio 22, 28-29). Huelgan comentarios.

UN YHAVE MAGNICIDA
Y no se engañe, amigo lector. No es que Yhavé fuera un asesino: era un auténtico magnicida. Veamos algunos ejemplos.
Al hablar de la conquista del reino de Sijón, Moisés cuenta cómo Yahvé le ordenó apoderarse de ese territorio y la batalla que tuvo lugar en Yahás, confesando: “Nos apoderamos entonces de todas sus ciudades y consagramos al anatema a todas sus ciudad: hombres, mujeres y niños, sin dejar superviviente”. (Deuteronomio 2, 34).
Hecho que se repetiría con la conquista del reino de Og, reconociendo el texto bíblico igualmente que mataron a todos sus habitantes sin dejar “ni un superviviente” (Deuteronomio 3, 3).
¿Y qué decir del exterminio cometido por el pueblo israelita sobre los benjaminitas por orden expresa de Yahvé?. Así podemos leerlo en Jueces 20, 35: “Yahvé derrotó a Benjamín ante Israel y aquel día los israelitas mataron en Benjamín a veinticinco mil cien hombres, todos ellos armados de espada”, añadiendo más adelante que luego “pasaron a cuchillo a los varones de la ciudad, al ganado y a todo lo que encontraron”. Ello, además de incendiar todas las ciudades que encontraron (Jueces 20, 48).
Y por si alguien le queda alguna duda de la catadura del tal Yahvé, veamos lo que Samuel le transmite a Saúl por orden de Yahvé, en relación a la guerra que entablaron con los amalecitas: “Ahora vete y castiga a Amalec, consagrándolo al anatema con todo lo que posee; no tengas compasión de él, mata a hombre y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos” (I Samuel 15, 3). ¿El resultado?. Según el texto bíblico que Saúl “capturó vivo a Agag, rey de los amalecitas, y pasó a todo el pueblo al filo de la espada en cumplimiento del anatema” (I Samuel 15, Cool.
Recordemos, por último que la batalla celebrada entre los israelitas comandados por Asá y Judá y el ¡millón de etíopes! dirigidos por Zeraj, finalizaría -siempre según el texto bíblico- con la muerte de todos ellos “hasta no quedar uno vivo” (II Crónicas, 14, 12). ¿Un millón, pues, de muertos?.

EPILOGO
No piense el lector que lo narrado en este artículo es un amplio resumen de las acciones más abominables de Yahvé; es sólo una pequeña muestra. El número de actos deleznables que uno puede encontrar en el Antiguo Testamento es mucho más amplio. Por mi parte, sólo me resta hacerte una pregunta: ¿de verdad sigues creyendo que Yahvé era Dios?.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeLun 27 Oct 2008, 11:49

Bueno, al hilo de lo que comentabas, los judíos han sabido suavizar esta situación hábilmente. Como ya sabemos, las enseñanzas hebreas están englobadas en dos volúmenes.
La Torá, que viene a ser el Pentateuco, es decir, los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, a saber: Génesis, Éxodo, Levítico, Números Deuteronomio. Aquí es donde se dicen todas las barbaridades que comentas.
Por eso apareció el Talmud, compendio de enseñanzas transmitidas a través de los siglos de boca en boca, que viene a ser una "guía de aplicación" de la Torá. Es decir, el Talmud dulcifica y guía al hebreo de todas las barbaridades que se comentan en la Torá.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeJue 13 Nov 2008, 00:14

Bueno, pues cotinuamos con estos Elohim y veremos qué les pasó manipulando la genética.


La costilla de Adán: El ADN según Yahvé

“Al principio creó Elohim los cielos y Tierra...”. Como todo el mundo sabe, así empieza el primer versículo del Génesis, que es lo mismo que decir que así se inicia la Biblia o, mejor aun, así empieza una buena traducción de la Biblia, basándose para ello en los textos hebreos originales y no en versiones griegas, latinas o de otros idiomas, donde de forma reiterada se empeñan en traducir este primer versículo como “Al principio creó Dios los cielos y la Tierra...”.
Y precisamente por eso los textos bíblicos reproducidos en este artículo están fielmente recogidos de la versión crítica de la Biblia que hicieron Francisco Cantera y Manuel Iglesias (publicada en la B.A.C.) sobre los textos originales hebreos, arameos y griegos, reconocida como una de las mejores traducciones que existen actualmente en castellano.
No vamos a entrar en la cuestión semántica de que Eloim es una palabra que se refiere en realidad a los dioses (plural de Elohah, en hebreo), pues ya es sobradamente conocido. Si nos referiremos en cambio, a la creación del hombre o, mejor dicho, a la doble creación del ser humano por parte de los Elohim, aspecto éste que a muchos lectores les puede haber pasado desapercibido. No hay que acudir a interpretaciones esotéricas o simbólicas para darnos cuenta de eso. Todos los lectores de la Biblia saben que la creación del mundo y de los seres vivos que lo habitan fue obra de siete laboriosos días, empezando por un “haya luz” y hubo luz, viendo Elohim que la luz era buena. Así continúa hasta que el sexto día.... dijo Elohim: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, a nuestra semejanza, para que domine en los peces del mar y en las aves del cielo y en los ganados y en todas las bestias salvajes y en todos los reptiles que reptan sobre la Tierra”.
Y acto seguido prosigue el texto: “Creó pues Elohim al hombre a imagen suya, a imagen de Elohim creóle, macho y hembra los creó” (Génesis 1, 27). Luego llega el día séptimo en que Elohim descansó “de toda la obra hecha” y se concluye diciendo: “Esta es la historia de los cielos y la Tierra en su creación” (Génesis 2, 4). Es decir, se nos está indicando que toda la creación ha llegado a su fin y que a partir de ese momento se va a hablar de otra cosa.

LA SEGUNDA CREACION DE ADAN
Hasta aquí sin problemas. Es el relato que con mayor o menor detalle conoce tanto quien ha leído la Biblia como quien lo ha escuchado de labios de un sacerdote en plena homilía. Pero quien haga un poco de memoria se dará cuenta de que falta algo. ¿No ha leído en alguna parte eso de que Adán fue hecho del polvo de la tierra....? ¿...y Eva?.
Desde luego, el Génesis no es cronológico, porque unos cuantos versículos más adelante retoma la creación del hombre: “Entonces formó Yhavé Elohim al hombre (adam) de polvo del suelo (adamah) e, insuflando en sus narices aliento de vida, quedó constituido el hombre como alma viviente” (Génesis 2, 7). Y luego plantó un “vergel en Edén, al oriente” y allí le colocó, en un paraíso donde también están situados dos árboles emblemáticos: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Pero por lo visto, Yahvé Elohim no las tenía todas consigo y dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda similar a él” (Génesis 2, 18) y tras mostrarle todos los animales del campo y todas las aves de los cielos (momento que aprovechó para ponerles nombres) decidió que no eran una ayuda similar a él y “así pues, Yahvé Elohim infundió un sopor sobre el hombre, que se durmió; entonces le tomó una de las costillas, cerrando con carne su espacio. Luego Yahvé Elohim transformó en mujer la costilla que había tomado del hombre y la condujo al hombre. El hombre exclamó entonces: ‘Esta (si que) es esta vez hueso de mis huesos y carne de mi carne. A ésta se la llamará varona, porque de varón ha sido tomada”. (Génesis 2, 21-23).
¿No habíamos quedado que Elohim (no Yahvé Elohim) creó al hombre macho y hembra a la vez?. ¿Qué interpretación pueden tener estos dos enigmáticos pasajes?.
O bien se está hablando de dos creaciones distintas que se han intercalado en el texto en un lamentable descuido por parte del cronista o, por el contrario, partiendo de la base de que nada de lo que hay en el Génesis obedece a despistes, hay que suponer que nos está transmitiendo alguna clase de mensaje profundo y oculto.
En un principio, el texto parece referirse a la creación de una Adán andrógino por parte de Elohim, con cualidades masculinas y femeninas a la vez, es decir, al Adán integrado y hermafrodita. Pero este Adán no acaba de satisfacer a Yahvé Elohim (una de las diez denominaciones divinas, que sólo aparece en este relato) y separa estas dos naturalezas, crea a un Adán y una Eva con sus dos polaridades esenciales, hombre y mujer. Algunos intérpretes bíblicos ven en esta “operación quirúrgica” el primer acto diabólico de la creación (ya que la palabra diabollein significa “separar”).
Algo que también despista en esta segunda creación es que Eva nazca de una costilla de Adán. Algunos eruditos consideran que es un mero error de traducción. La palabra sumeria “ti” significa al mismo tiempo “costilla” y “dar vida”, interpretación esta última que aclararía mucho más el pasaje. El redactor del Génesis parece que escogió esta segunda acepción, aunque en traducciones posteriores se prefirió la de costilla.
Ahora bien, del análisis de estos textos parece deducirse que hubo varias fases en la creación del ser humano por parte de los Elohim, manipulando los genes del ADN... ¿de homínidos?.

LA HERENCIA GENETICA
Por regla general, si en la Biblia una historia se repite dos o más veces significa que se está recalcando la importancia de su mensaje. Por eso hay que leer entre líneas cuando en Génesis 5, 2 se nos vuelve a decir: “En el día en que Elohim creó a Dam, a imagen divina le hizo. Varón y hembra los creó y bendíjolos y los llamó con el hombre de Adam (Hombre) en el día de crearlos”.
Y a renglón seguido podemos leer: “Adam llevaba una vida de ciento treinta años cuando engendró un hijo a imagen suya, a su semejanza, al cual puso por nombre Set”. ¿Por qué insistir tanto en lo de “a imagen y semejanza”?. La terminología es idéntica a la utilizada para describir la creación de Adán por la divinidad, pero Set nació de Adán mediante un proceso biológico normal: la fertilización de un óvulo femenino por el esperma masculino de Adán. Esta similitud terminológica nos da a entender que podría haber existido un proceso idéntico, es decir, que Adán fue creado por los Elohim gracias a un proceso de fertilización de un óvulo femenino (en una homínido hembra) con el esperma masculino -material genético- de un dios. De hecho, numerosos mitos -como los textos nahualtl- nos hablan del origen del hombre en términos casi cósmicos.
Pero vayamos más lejos. Dejémonos de leyendas y acudamos a la ciencia. El texto bíblico nos indica que en un lugar cerrado, llamado Jardín (de múltiples ubicaciones geográficas), se producen una serie de ensayos genéticos para crear un homo sapiens lo suficientemente inteligente como para que sirva a los Elohim en sus propósitos. Desde esta perspectiva, sería el “eslabón perdido” que nunca encuentran los antropólogos: el salto definitivo del homínido embrutecido al racional ser humano. Pero si la antropología convencional ha tocado techo respecto a este problema, habrá que acudir a otras disciplinas científicas, como es la genética o antropología molecular, la cual nos corrobora que en el pasado existió algún tipo de mutación genética en una parte muy concreta del planeta: en el “oriente” de Africa. Para eso, los dioses debieron manipular el ADN de un animal lo más parecido al hombre actual de entre todos los que hubiera en aquella remota época. Hoy sabemos que el ADN (ácido desoxirribonucleico) es el suministrador de la información genética por la que los seres vivos originan otros semejantes a ellos. Por tal razón, si hubiera un sistema capaz de tirar del hilo podríamos llegar hasta nuestros primeros padres. Y ese sistema existe.
Los últimos descubrimientos fósiles y los más sofisticados medios de investigación confirman la llamada “teoría africanista” sobre el origen del hombre, la cual afirma que nuestros orígenes se concentraron en un solo punto, en el sudeste de Africa, y en una fecha: hace unos 200.000 años. Esto, al menos, se deducía en un descubrimiento realizado en Marzo de 1986 por Rebecca Cann, una especialista en genética que trabajó junto con Allan Wilson, de la Universidad de Berkeley, California. La investigación se basaba en que el carácter genético de cada hijo combina los genes de su padre y de su madre en sus células.

LA EVA MITOCONDRIAL
Pero hay ciertos genes que están fuera del núcleo de la célula, en un compartimento que se llama mitocondrio, el cual produce prácticamente toda la energía vital de la célula. Por eso se le denomina ADN mitocondrial y tiene una característica peculiar: sólo se hereda de la madre, lo que ha dado lugar a trazar árboles genealógicos familiares antiquísimos. Comparando este ADN con las células de personas de todo el mundo se llegó a la conclusión de que todos los seres humanos de hoy descienden de una única mujer -la Eva mitocondrial- que vivió en el continente Africano hará aproximadamente unos 190.000 años. Su aspecto físico debió ser el de una mujer musculada, con piel y pelo negro. Por desgracia, el profesor Allan Wilson murió en 1991 de una leucemia y su equipo no pudo seguir con las investigaciones, aunque las mismas han avanzado mucho desde entonces, fijándose con una mayor aproximación la fecha del nacimiento de la Eva bíblica.
Por su parte, en 1995 un equipo de genetistas japoneses encabezado por S. Horai analizó la secuencia completa en el cromosoma mitocondrial de tres hombres (un africano, un europeo y un japonés) y la comparó con las secuencias de cuatro primates. El resultado: que la fecha de nacimiento de esta Eva es de 143.000 años, con un margen de error bastante reducido. Esta investigación está considerada como la más completa y segura que se ha realizado hasta hoy sobre el ADN mitocondrial. En otras palabras, sobre los 143.000 años se produjo una “mutación” que dio lugar al nacimiento y expansión del hombre moderno.
La evidencia más controvertida de este estudio reside en el hecho de que la humanidad no es el resultado de evoluciones lentas en diferentes partes del planeta, tal como suponían muchos antropólogos darwinistas, sino que la evolución parece haber ocurrido en un solo lugar y en un corto período de tiempo. Han aparecido en el sur y este de Africa cráneos de homo sapiens datados hace 100.000 años que podrían confundirse con los actuales. Los paleontólogos añaden que varias especies de homínidos (entre homo erectus, homo sapiens y neanderthalensis) coexistieron en el tiempo y seguramente en el espacio. Por tanto, es fácil deducir que fue una especie del homo sapiens el elegido por los dioses para “fabricar” su Adán y el resto de las especies de homínidos se fueron extinguiendo con el paso de los siglos.

LOS DESCENDIENTES DE ADAN Y EVA
La genética molecular moderna -y en particular el análisis del genoma humano- han dado lugar a muchas novedades.
Por ejemplo, que el hombre de Neanderthal no es nuestro antepasado directo (como se creía hasta hace poco), tratándose de una especie distinta a la humana, aunque ambas parecen provenir de un tronco común que vivió hará medio millón de años. Otra novedad bastante sorprendente es que los cromosomas (y no sólo los humanos) contienen gran número de repeticiones en algunas secuencias sencillas del ADN. Son como tartamudeos llamados microsatélites, una clase de genes que tienen un índice de mutaciones más alto que el resto de los componentes del ADN y que sirven para establecer el momento en que se produjo esa expansión geográfica. Si partimos de la base de que Adán y Eva son los primeros homo sapiens portadores de mutaciones, éstos sirven para marchar las poblaciones originadas a partir de ellos. Con los microsatélites resulta sencillo calcular la fecha en que la primera población africana salió del continente para asentarse en Asia y en el resto del mundo: hace unos 80.000 años, según arrojan los resultados más recientes calculados con casi 100 microsatélites.
El profesor de genética de la Universidad de Stanford Luigi Cavalli-Sforza llega a estas mismas conclusiones utilizando un método combinado de datos demográficos, genéticos, arqueológicos y lingüísticos. Además ha averiguado la fecha del nacimiento del Adán africano gracias al estudio de los microsatélites del cromosoma “Y” (que determina el sexo masculino),dando una cifra de 170.000 años, aunque con un error estadístico elevado. No nos extrañaría nada que dentro de poco la ciencia confirmara que ambas fechas -la de Eva y la de Adán- fueran las mismas.
Ahora bien ¿quiénes fueron estos Elohim capaces de manipular los genes de un homínido para transformarlos en el moderno homo sapiens? ¿Qué ocurrió desde los 145.000 años que se creó al primer hombre anatómicamente moderno hasta los 80.000 años, en pleno paleolítico, en que se decide a expansionarse por la geografía del planeta?
Lo dejaremos para una mejor ocasión.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeJue 13 Nov 2008, 15:02

La verdad es que me parece muy intgeresante todo lo expuesto. Es más me parece una lectura muy interesante que te puede ayudar a entender muchas dudas.

Yo me confieso una persona creyente, no practicante al 100%, con lo cual no sé si mañana vendrá Yahvé y me castigará por ello, como hacía en el A.T., pero tengo claro que, todo no se hizo en siete días, ni que de una costilla salió la primera mujer.

Pero si tengo la certeza, de estudios y de artículos que he ido leyendo que, somo energía, y que esa energía se transforma (no mejoramos la raza en cada generación, nos transformamos a los cambios del mañana, y eso nos hace más inteligentes). Y que cuando estas enfermo o tienes fiebre, tu enegía se merma, te debilitas, y que cuando mueres.....tu energía se libera de tu cuerpo y va a ¿donde?, ¿a la famosa luz?.

Yo pienso que, desde luego, después de la muerte hay otra vida, sino no tendría sentido nada de lo que hacemos aquí; no sé si será el Eden u otro planeta, u otras razas......pero algo hay y algo está por encima de nosotros......

Por eso creo que los famosos Jedies de Star Wars pueden existir, seres superiores con un poder mental absoluto capaces de dominar a otros utilizando la fuerza....el espiritu.....LA LUZ.....LA FUERZA....LA ENERGIA.....

(P.D. creo que me he dejado llevar por el textos del Rabino, jejejej)

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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeJue 13 Nov 2008, 23:43

Estimado Rabino:
Con el permiso del foro voy a exponer mi humilde opinión ( falsa modestia la mía). He de confesar que al principio me resultó costoso leer sus reflexiones, más por la extensión de las mismas que por el contenido en sí.
En cuanto a la creación del universo y por extensión del hombre y/o mujer. Dificil me ha sido comprender, no digo aun más compartir los de los siete dias. En princio el escritor de esa parte de la biblia no me parece que tiene muy claro el espacio/ tiempo. Mire usted que me parece poco tiempo para tanto quehacer. Es evidente que me inclino por un "rollo" BIG BAN o como se le quiera llamar. Aunque visto su enfoque quizás el uso del plural en la divinidad no sea tan descabellado, quiero decir unos cuantos dioses se juntan y cada uno prepara su tajo , a uno le toca los vegetales, a otro los animales, a otro el hombre, la tierra etc.
El Genesis 2,4, en principio me parece bien, bien redactado,sin faltas ortográficas, en fin bien hecho. Pero mi opinión es, y ahora me deshago de cualquier punto de sorna que halla podido tener en lineas anteriores, que como muchos otros pasajes de la Biblia y por extensión de cualquier otro texto religioso , lo importante no es lo que leemos en él, sino la conclusión última de esa lectura. Pongo un ejemplo con Jesus de Nazaret, dificil parece explicar como convierte el agua en vino ( aptitud que siempre he enviado por cierto).Que sea cierto o falso este pasaje me da un poco igual, extraigo de ello lo estraordinario del hacedor, la bondad con los suyos y la preocupación para con ellos.
Otro asunto bien diferente es lo de Adan y Eva. Eso no lo entiende nadie. Este pasaje atenta contra el principio de reprodución de los mamiferos, resulta que Adam es el primer y único hombre que se ha reproducido por esporación ¡como los hongos¡ o como las estellas de mar, que les cortan una pata y aparece una nueva.
Ahora en serio, de nuevo. Una de mis eternas dudas teológicas, y reitero la seriedad del asunto, ha sido la siguiente. Si de Eva y Adam ( las señoras primero) nacen dos bástagos ( ambos varones) y uno de ellos muere ¿ de donde salen los 500 millones de personas que estamos en este momento en el garito. Creo que hay algo que se me escapa.
Mi últoma reflexión es la siguiente, los textos con los que nos encontramos están escritos por HOMBRES, y por lo tanto el punto de manipulación a su conveniencia lo tienen.Quizás sea más interesante lo que no hemos leido que lo que ya ha sido descifrado.

Estimado amigo Rabino, me disculpo de antemano si alguna de mis palabras a podido no ser de su agrado ( con toda la seguridad esta no a sido mi intención). Le animo a que siga mostrando sus reflexiones teológicas porque así la utilidad es doble , por un lado logro conocer asuntos que realmente me interesan y por otro lado consigo despegar mi mente hacia otros cielos más claros.
Amigo Sion otro día compartiré tus sabias palabras, el concepto de energía es muy amplio-
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MensajeTema: A ESTUDIAR...   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeVie 14 Nov 2008, 00:12

Ta la paz de Yahvé.

Azai, ¿qué haces que no estás estudiando?...

Tal como está el patio... tu de picos pardos... no te puedo dejar solo... el sábado todo el día castigado... "disfrutarás" de mi compañía... en el sentido... claro...

A plantar fuertes!

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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeVie 14 Nov 2008, 01:24

En estos momentos, os aseguro que nuestro hermano Yeziel se estaría frotando las manos por el tema y la controversia que llevamos en manos. Pues bien, lamentablemente este rabino todavía (si Yhavé lo quiere) tiene muchísimas más cosas que contar, lo que pasa es que os las estoy poniendo a dosis para evitar el empacho e intento dejar pasar el tiempo suficiente entre los diferentes capítulos. Primeramente empezamos con el Antiguo Testamento, y terminaremos con el Nuevo (al final de todos ellos, posiblemente algunos de nosotros cambiaremos de forma de pensar, recordad mis palabras: "El que cree.... no sabe. El que sabe.... no le hace falta creer). Lo que estoy observando es que el hermano Sión se me está aproximando mucho al final de lo que quiero decir. Y en cuanto al impaciente Azai... todo llegará..... todo llegará. Este rabí que suscribe es un corredor de fondo, no sprinter.
SHALOM


PD.- Observo que nuestro amigo Amadís pone las "peras al cuarto" como buen vigilante del aula que tenemos montada.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeLun 24 Nov 2008, 23:33

Voy a continuar con algo sencillito que no retomaré (salvo que no sea necesario) hasta despues de los villancicos, las navidades y demás eventos cristianos. En el tema que nos ocupa os cuelgo otra cosilla pero como he dicho, esta vez es sencillita, no quiero que desgastéis mucho la sustancia gris, no os pase como a este rabino que está cuidando mucho la única neurona que le queda.
SHALOM

¿Dónde estaba el Jardín del Edén?

Qué duda cabe de que una de las incógnitas sin resolver que más río de tinta ha hecho correr a los exégetas de medio mundo es la ubicación del Jardín del Edén, también conocido como Paraíso. Y ello por que si bien el relato del Antiguo Testamento es meridianamente claro a la hora de ubicarlo, dos de los ríos que en el texto se mencionan no existen con tal nombre hoy, por lo que o bien cambiaron el mismo en algún momento de la historia, o bien el “Paraíso” estaban en algún lugar distinto al que siempre se le ha buscado. Esta última hipótesis es la que, por ejemplo, plantean algunos investigadores, que lo sitúan en Arabia Saudí (ver el artículo de Robert Goodman en este mismo monográfico titulado ¿Dónde sucedieron los hechos que relata la Biblia?), aunque la misma -a juicio de muchos historiadores y arqueólogos- no tenga apenas fundamento. Pero, ¿qué dice exactamente el texto bíblico?. Este es el relato, tomado de Génesis 2, 8-15: “Luego plantó Yhavé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos. El uno se llamaba Pisón: es el que rodeaba todo el país de Javilá, donde hay oro. El oro de aquel país es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice. El segundo río se llamaba Guijón: es el que rodea el país de Kus. El tercer río se llamaba Tigris: es el que corre al oriente de Asur. Y el cuarto río es el Eufrates. Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y le dejó en el jardín del Edén, para que lo labrase y cuidase”.
En definitiva, del relato parecen desprenderse al menos dos cosas: una, que el “Jardín” era una “zona” de “Edén” (“Yahvé plantó un jardín en Edén”); y dos, que de Edén salía “un” río que regaba el “jardín”, a partir del cual éste se bifurcaba en cuatro “brazos” o ramales. Luego el “jardín” tenía que encontrarse justo en el lugar de esa cuádruple bifurcación. Ahora bien, ¿existe algún río actualmente en esa zona de Oriente que se desgaje en cuatro ramales, dos de los cuales sean el Tigris y el Eufrates?. La respuesta es negativa.
Hay que decir, en todo caso, que si bien el Tigris y el Eufrates son hoy conocidos y sus fuentes se hallan próximas - en los montes de Armenia-, los ríos Pisón y Guijón son desconocidos. En cuanto a Kus y Javilá, el Génesis menciona esos nombres, pero no como lugares geográficos sino como personas, señalando que ambos eran descendientes de Noé. Así, en Génesis 10, 8 se apunta que Kus era hijo de Cam y, en consecuencia, nieto de Noé; por su parte, Javilá (ver Génesis 10, 22-25) era hijo de Yoqtán,, nieto de Héber y bisnieto de Arpaksad, cuyo padre era Sem, también hijo de Noé. ¿Se refería el autor del texto bíblico, pues, a las zonas que un día controló cada uno?. Tal vez.
En cualquier caso, todo apunta a que el Jardín ubicado en una zona llamada Edén se trataba de un lugar idílico -muy probablemente ubicada en el actual Irak (lo que, por cierto, afirma también Geenom en el popular libro de José Antonio Campoy Entrevista a un extraterrestre: Geenom)- en el que habrían vivido nuestros primeros “padres” Adán y Eva. Y he ahí otro de los grandes misterios no aclarados. Porque si, como afirman los exégetas más ortodoxos, Adán y Eva eran los “primeros” seres humanos sobre la Tierra, ¿cómo se explica que cuando Caín mató a Abel y fue expulsado por Yahvé, éste se marchará “al país de Nod, al oriente de Edén” y luego conociera a su mujer, con la que concibió a Enoc?. ¿Y cómo dice el texto bíblico a continuación que construyó una ciudad a la que puso el mismo nombre que a su hijo? ¿Una “ciudad”?. ¿Para quién -y cómo- si se supone que sólo vivía él en el mundo en aquellos momentos, además de sus “padres”?. Véase el relato de todo ello en Génesis 4, 16-17.
Como no es menos misterioso el hecho de que Adán, a los 130 años, le diera otro hijo a Eva -Set- y, luego, a lo largo de ¡800 años más!, engendraran numerosos hijos e hijas más. hasta morir a los 934 años (ver Génesis 4, 25 y 5, 3-5).
Y es que hay cosas auténticamente inexplicables. ¿Tendrán razón tal vez quienes afirman que Adán y Eva eran los nombres dos “pueblos” y no de dos personas?. Quién sabe...
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeSáb 27 Dic 2008, 22:16

Bueno, antes de terminar el año según los cristianos, os dejo otro rompecabezas de los muchos que todavia me quedan.

Los gigantes en la Biblia

Los Israelitas, que carecían de mitología propia y adoraron siempre al Dios único, Yhavé, jamás atribuyeron a su divinidad mujer ni hijos. Y es que, en el Antiguo Testamento, el calificativo de “hijo de Dios” se aplicó siempre a aquellos que pertenecían a la corte o al ejército de Yhavé, que le servían y actuaban como sus mensajeros; es decir, a los ángeles.
De ahí que, a primera vista, también los “hijos de Dios” de los que se habla en el controvertido pasaje del Génesis 6, 1-4, haya que identificarlos como ángeles. El asunto tiene más enjundia de lo que parece a simple vista, ya que esos personajes se contraponen en el texto bíblico a las “hijas de los hombres” (mujeres), con las que se unen y de cuyas relaciones nacerán los gigantes, héroes famosos de la antigüedad que desaparecieron tras el Diluvio (Números 13, 33 y Deuteronomio 3, 11). Sobre esto apenas existen dudas entre los expertos, ya que tanto los escritores judíos como los padres de la Iglesia de los cuatro primeros siglos (Justino, Atenágoras, Clemente de Alejandría, Ireneo, Tertuliano, Cipriano, Ambrosio, Lactancio, Comodiano, Eusebio de Cesarea y Homilías Clementinas) interpretaron en tal sentido de cruce genético esa oscura narración del Génesis, relacionada con la propagación de la humanidad.
Hoy la mayor parte de los críticos ven en Génesis 6, 1-4 el fragmento de un antiguo mito que originariamente narraba las relaciones amorosas de dioses con mujeres terrenas y que más tarde, sustituyendo los “dioses” por los “hijos de Dios” o ángeles, se acomodó a las ideas religiosas israelitas. De este modo, el fragmento fue utilizado como introducción a la narración del Diluvio y puesto como ejemplo de la inclinación de los hombres al pecado. No obstante, la mayor parte de los exegetas católicos, siguiendo a padres de la Iglesia como Juan Crisóstomo, Cirilo de Alejandría, Teodoreto, Agustín o Jerónimo, rechazan esta interpretación por considerarla incompatible con la espiritualidad que se atribuye a los ángeles, aunque, eso es cierto, tampoco les resulta fácil admitir que un escritor inspirado hubiera podido elaborar un mito sin base alguna. Dichos intérpretes notan, además, que en esta explicación no serían castigados los culpables -los ángeles-, sino los hombres, víctimas de un proceso de mestizaje que nunca controlaron.
En un texto apócrifo titulado La Caverna de los Tesoros, traducido al castellano por Andreas Faber-Kaiser, se nos da otra versión de este episodio en el que los “hijos de Dios” son seres humanos de una estirpe distinta, creada por Satanás (el adversario de Yahvé):
“Y después de haber enterrado a Adán, se separaron las familias y las tribus de los hijos de Seth (Set) de los hijos de Caín, el asesino. Y Seth tomó a Enós, su primogénito, y a Kenan y Mahalaleel y a sus mujeres e hijos, y los condujo y los llevó a la cima de la famosa montaña, en la que estaba enterrado Adán; y Caín y todos sus descendientes se quedaron abajo en la llanura en donde Caín había matado a Habel (Abel).
Y Seth fue el guía de los hijos de su pueblo y los condujo en pureza y santidad. Y por su pureza y santidad recibieron un nombre, que fue más honroso para ellos que todos los demás nombres, por cuanto fueron llamados “hijos de Dios”, ellos y sus mujeres e hijos”.
Más adelante, continuando con el mismo relato, se nos detalla el primer descenso al valle prohibido, momento crucial en el que los hijos de Dios conocen a las hijas de los hombres, muertos ya Seth , su hijo Enós, y el hijo de éste, Kenan, y Mahalaleel.:
“Y en los días de Jared, en su 500 aniversario, los hijos de Seth transgredieron el juramento por el cual les habían conjurado sus padres y comenzaron a descender de la montaña sagrada al campamento de la maldad de los hijos de Caín, el asesino; y de este modo aconteció la caída de los hijos de Seth (...)
(...) Y en estos años aparecieron obreros del pecado y alumnos de Satanás. Pues éste era su maestro, se apoderó de ellos y habitó en ellos, y vertió en ellos el efecto de la equivocación, por la cual se activó la caída de los hijos de Seth (...)
(...) Satanás se había convertido en el guía del campamento. Entre griteríos, tocaban la flauta, y las cítaras por efecto de los demonios, y los tambores y las matracas por efecto de los espíritus malos, y la voz de las carcajadas se escuchó arriba en el aire y ascendió por encima de la montaña sagrada. Y cuando los hijos de Seth recibieron el fuerte alboroto y las risas que se estaban produciendo en el campamento de los hijos de Caín, se reunieron cien hombres fuertes y vigorosos de ellos y tomaron la determinación de descender al campamento de los hijos de Caín.”
De poco sirvieron las advertencias y juramentos de Jared, pues no quisieron escuchar su orden ni las palabras de Enoch: “Y cuando vieron a las hijas de Caín, que eran agradables de ver y que sin pudor descubrían su vergüenza, los hijos de Seth se inflamaron en el fuego del deseo. Y cuando las hijas de Caín vieron la hermosura de los hijos de Seth, se pegaron a ellos como fieras y mancillaron sus cuerpos y los hijos de Seth se precipitaron en la perdición... Y cuando quisieron volver a subir a la montaña sagrada fueron como fuego en sus ojos; y Dios ya no les permitió volver a subir al lugar sagrado (...) Y nuevamente se envalentonaron muchos otros después de ellos y descendieron, y también ellos cayeron (...) Y Methusalah (Matusalén) y Noah (Noé) se quedaron solos en el monte, ya que todos los hijos de Seth habían descendido de los límites del paraíso a la llanura junto a los hombres de Caín. Y se mezclaron los hijos de Seth, los hombres, con las hijas de Caín, y éstas quedaron embarazadas y parieron de ellos hombres gigantescos, una estirpe de gigantes, cual torres. Y por ello escritores antiguos cometieron un error y escribieron: que los ángeles habían descendido del cielo y habían cohabitado con los humanos, y que de ellos habían nacido estos gigantes. Y esto no es cierto, ya que habían hablado así sin conocimiento”.

¿QUIENES ERAN LOS GIGANTES?
Este relato es de vital importancia en el asunto que nos ocupa ya que nos obliga a cuestionarnos la verdadera identidad y origen de los gigantes, además de permitirnos abordar la cuestión fundamental que nos ha ocupado desde un principio a los estudiosos de las sagradas escrituras: ¿Deben considerarse los “hijos de Dios” ángeles u hombres?. La respuesta a esta pregunta es crucial, ya que decantarse por una u otra explicación cambia completamente el sentido de la historia. Si escogemos, por ejemplo, la opción de que fueron seres no humanos los que fecundaron a las hijas de los hombres, se evidenciaría una vez más la injerencia de entidades extrahumanas en el devenir histórico y evolución filogenética del ser humano, en unos momentos especialmente importantes. Recordemos que la consecuencia directa de este cruce genético, de estos híbridos que fueron los gigantes (siempre en el supuesto que se plantea arriba), fue la decisión de Yahvé de provocar el Diluvio para exterminarlos: “Viendo, pues, Dios que la Tierra estaba corrompida (por cuanto lo estaba la conducta de vida de todos los mortales sobre la Tierra), dijo a Noé: ‘Llegó ya el fin de todos los hombres decretado por mí: llena está de iniquidad la Tierra por sus obras; pues yo los exterminaré juntamente con la Tierra’”. (Génesis 6, 12-13).
El escritor W. Raymond Drake plantea otra importante matización a este relato bíblico del Génesis, argumentando que el texto griego traduce el original hebreo como aggeloi ton theon, es decir Hijos de los dioses (en plural), y esta versión fue aceptada por los primeros padres cristianos como Filo, Eusebio, Agustín y Ambrosio. Drake sostiene que más tarde dándose cuenta los teólogos de las implicaciones contenidas en ese plural, alteraron la traducción hasta dejar la expresión “hijos de Dios” (ya en singular). Así, Drake nos remite a la que -según él- es una sorprendente evidencia de presencia extraterrestre que aparece en el Génesis 6, 1-2: “Cuando la humanidad comenzó a aumentar y extenderse por toda la Tierra y procrearon hijas, viendo los hijos de los dioses que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre ellas las que más les agradaron.”
Una nota al pie del texto de la Nueva Biblia Inglesa -de la que se ha extraído esta cita- dice que la probable transcripción hebrea es “en aquellos días y también después”, sugiriendo que los hijos de los dioses se unieron con mujeres terrestres probablemente durante siglos en todo el mundo.
En el llamado Documento Zadokita, descubierto en una vieja sinagoga de El Cairo, se confirma -según Drake- el Génesis y menciona el aterrizaje de seres del espacio, su gigantesca prole y su aparente inmoralidad: “Porque ellos fueron de corazones rebeldes y obstinados -dice este texto-, los Veladores del Cielo cayeron, fueron apresados de ese modo porque no guardaban los mandamientos de Dios. Así también sus hijos, cuya estatura era como la de elevados cedros y sus cuerpos como montañas, también ellos cayeron.”
La semejanza entres estos “Veladores del Cielo” y los ángeles caídos de Lucifer no parece, a estas alturas, obedecer a una simple casualidad y nos remite a la insinuación contenida en la Caverna de los Tesoros acerca de que los “hijos de Dios” eran, en realidad, partidarios de Satanás. Quién sabe.

MITOS DE GIGANTES
En la Biblia -especialmente en Números, Deuteronomio y el primer y segundo libro de Samuel- podemos encontrar otras muchas referencias a hombres de estatura fuera de lo común. Es el caso, por ejemplo, del relato del duelo entre el gigante filisteo Goliat y el joven David (1 Samuel 17 19,5 y 21,9), que lo mató con una honda.
Pero al margen de la Biblia, existen también referencias a los gigantes en la mitología de muchos pueblos de la Tierra; y siempre, de un modo u otro, ligadas a la intervención de los dioses. El antiguo y el nuevo Edda, en parte anterior a la introducción del cristianismo en Escandinavia, recoge grandes colecciones épicas que ocupan en el mundo germánico el lugar de los poemas homéricos en el mundo griego. Estos textos contienen varios relatos acerca de los comienzos del mundo y de la aparición de los dioses, los gigantes y los hombres. En la Voeluspa, una de las piezas más antiguas y extrañas del Edda, el poema nos explica que el primer ser dotado de vida fue precisamente el gigante Ymir, surgido de la unión, en el abismo original, entre el país de los hielos, al Norte, llamado Nifleim, y el país del fuego, al Sur, llamado Muspelsheim. Según P. Grappin, profesor de la Sorbona, la raza de los gigantes descendía directamente de Ymir. Esa fue la primera generación de una raza inmensamente poderosa que se presenta en los relatos mitológicos del Norte como los “gigantes de la escarcha” o “gigantes del hielo”. Esto es, seres de forma humana, pero cuyos orígenes y poderes superaban ampliamente a la humanidad.
En la mitología griega, los gigantes son los hijos de la Tierra (Gea), nacidos de la sangre que manaba de la herida de su esposo Urano, cuando fue mutilado por Cronos. Siguiendo a Pierre Grimal, en su Diccionario de Mitología Griega y Romana, leemos que la leyenda de los gigantes aparece dominada por la historia de su combate contra los dioses -gigantomaquia- y su derrota. Han nacido de la Tierra, que los ha engendrado para vengar a los Titanes, encerrados por Zeus en el Tártaro (la lucha entre los Olímpicos y los Titanes -titanomaquia- es relatada con todo detalle por Hesíodo en su Teogonía).
Para los griegos, los gigantes fueron seres enormes, de gran fuerza y terrorífico aspecto. Aunque de origen divino, se les podía dar muerte a condición de que lo hicieran, a la vez, un dios y un mortal. Su lugar de nacimiento fue Flegras, en la península de Palene, en Tracia.
En suma, en todas las mitologías citadas (y en algunas otras) se constata que la lucha entre los gigantes y el poder “divino” ha sido una constante en las tradiciones de muchos pueblos de la antigüedad, como si éstos guardaran la memoria de algún hecho real, trascendente y ancestral, reflejándolo de forma homogénea en sus mitos.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeDom 04 Ene 2009, 00:04

Bueno, como estamos es esas fiestas paganas que hacen los cristianos, pues no nos podemos asomar a nuestros temas, así es que para distracción, os cuelgo otro tema interesante (creo). Todavía en lo que a mí respecta me queda mucho por contar o transmitir, yo creo que puede pasar un año o más antes de que siga con el Nuevo Testamento. Lo que sí que es cierto es que todo lo que escribo lo copio y pego, pero en su día.... lo escribí yo todo sustentándome el los conocimientos de los que me han llegado. además de mir propias investigaciones. Recordad mis palabras.... al que sabe... no le hace falta creer. Si nos hubiésemos guiado por la fé.... todavía creeríamos que la Tierra es plana, pero no es así, ¿verdad?. Curiosamente los conocimientos se imponen a la fe. Esto es lo quiero transmitiros. Bueno,.... aquí está el otro tema en cuestión

¿Hubo o no un Diluvio Universal?

Este pasaje bíblico narra un acontecimiento impresionante: la desaparición de todo rastro de vida sobre la faz de la Tierra, a excepción de la familia de Noé y de una serie de parejas de animales que Yhavé sugirió que podrían ser salvados.
Más adelante comentaremos cuáles pudieron ser las razones de tal decisión, pero antes formularemos ciertas cuestiones que nos pueden ir dando pistas. Por ejemplo, trataremos de analizar si el diluvio pudo o no haber tenido lugar, si fue algo legendario que magnificó un hecho natural o si se trató de un cataclismo producido por la capacidad destructora de ese ser tan poderoso llamado Yahvé al que las gentes de la época consideraron Dios.

UN MITO COMPARTIDO POR LAS TRIBUS AMERINDIAS
Cuando analizamos el pasaje bíblico, no podemos por menos que pensar en el contexto histórico donde se produjo. La Biblia -como libro sagrado de los judíos y, posteriormente de los cristianos-, narra los hechos desde una óptica local, esto es, circunscrita a la demarcación territorial donde se movían los pueblos antediluvianos que procedían de los patriarcas bíblicos, es decir, fundamentalmente el área del Oriente Medio.
Sin embargo, es curioso observar cómo las diferentes tradiciones transmitidas de forma oral o escrita por otros pueblos de la Tierra, alejados miles de kilómetros del lugar donde la Biblia sitúa los hechos, también narran el acontecimiento del Diluvio Universal, aunque poniendo a los protagonistas a otros hombres.
Así, son muchas las tribus amerindias que poseen leyendas que narran su aparición como pueblo tras una destrucción de una civilización anterior, relatos que en su mayoría cuentas cómo los supervivientes escaparon a una terrible inundación. Lo que hace pensar, de inmediato, en el Diluvio Universal y en el mito de la Atlántida.
Los indios yuchi, por ejemplo, que habitaron lo que es actualmente Carolina del Sur y Georgia, hablan de una gran inundación que ahogó a todo el mundo, salvo a unos pocos que habían sido avisados del inminente desastre. Según la leyenda, después de la inundación los supervivientes intentaron construir una elevada torre en la que refugiarse en caso de volver a producirse otro diluvio; pero el intento sólo sirvió para provocar la diversidad de lenguas entre los constructores y la consiguiente dispersión de los pueblos (obsérvese el paralelismo con el relato bíblico de la Torre de Babel).
Por su parte, los indios navajos cuentan que sus antepasados lograron escapar a la terrible inundación a través de un tubo largo y hueco. Cuando llegaron a lugar seguro, fueron conducidos en espíritu por el espacio para visitar otros mundos, la Luna, las estrellas...
También los indios mandan creían que sus antecesores lograron sobrevivir a la gran inundación montándose en una gran canoa, cuando las aguas descendieron, igual que había sucedido con el Arca de Noé, quedó varada en la cumbre de una elevada montaña. Y no podemos olvidar el Popol Vuh, libro sagrados de los indios de América Central,, que cuentan el mito de inundación o Diluvio Universal del modo siguiente: “Entonces las aguas se agitaron por voluntad del Corazón del Cielo y se produjo una gran inundación (...) sobre las cabezas de aquellas criaturas (...) Se vieron arrastrados y una especie de espesor resinoso descendió de los cielos (...) la faz de la Tierra se oscureció y comenzó una lluvia densa y oscura; llovía de día y de noche. Por encima de sus cabezas de produjo un gran ruido, como de fuego. Entonces se vio a los hombres correr, empujarse unos a otros, llenos de desesperación. Intentaron subirse a las copas de los árboles, pero éstos les rechazaron. Intentaron meterse en cuevas, pero las cuevas se cerraban ante ellos. El agua y el fuego contribuyeron a la ruina universal en el momento del último gran cataclismo, que precedió a la cuarta generación.”
Como podemos apreciar, al historia se puede contar desde muchos puntos de vista, pero lo que parece indudable es que “algo” debió suceder que cambió el rumbo de los acontecimientos. No parece que sea casualidad que la misma historia se repita en lugares tan alejados entre sí, salvo que ambas -la judía y la amerindia- fueran tomadas de relatos más antiguos por personas que luego se diseminaron por la Tierra.

¿SELECCION NATURAL O MANIPULACION ARTIFICIAL?
Si nos situamos en el momento en que tuvo lugar el final abrupto de la última glaciación -hace unos 13.000 años aproximadamente-, constataremos cómo esa fecha coincide con varios acontecimientos altamente significativos de la historia de la humanidad. Por un lado, es entonces cuando se ubica la desaparición de la mítica Atlántida. Por otro, en Egipto florece “de repente” una supercivilización que vino a reemplazar a las tribus nómadas que poblaban entonces la desembocadura del río Nilo. Por último, la Revolución Neolítica surge a partir del Diluvio Universal, cuando el hombre se convierte en agricultor y ganadero; por lo tanto, en un individuo sedentario.
El propio Noé -según narra la Biblia-, se afanó nada más desembarcar en las tareas del campo y plantó una viña. Es como si el ser humano, de pronto, hubiera recibido de entidades superiores instrucciones precisas para obtener el alimento sin tener que desplazarse en pos de la caza o de los frutos de los bosques, dedicándose a cultivar la tierra y apacentar el ganado. Y se trata de un hecho que se produce simultáneamente en todo el planeta, lo que nos da pie para considerar además que el Diluvio no fue el único acontecimiento universal.
Numerosos científicos que han estudiado los orígenes de la agricultura han llegado a la conclusión de que el “descubrimiento” de este arte por parte de la humanidad ocurrió hace aproximadamente 13.000 años y lo relacionan con el clima neotérmico (“neo-cálido”) que siguió al fin de la última era glacial. Sin embargo, una vez que se supo que la agricultura comenzó con la domesticación del escandio silvestre como una fuente de trigo y cebada, los especialistas son incapaces de explicar cómo los granos más primitivos (los encontrados en la cueva de Shanidar) eran ya uniformes y altamente especializados. La Naturaleza necesita miles de generaciones de selección genética para adquirir incluso un grado modesto de sofisticación. No existe, por tanto, una explicación para este milagro botánico-genético, a menos que el proceso no haya sido una selección natural, sino de manipulación artificial.
La espelta, un tipo de trigo de grano duro, supone un misterio todavía mayor. Producto de “una mezcla inusual de genes botánicos”, no es un desarrollo de una fuente genética, ni tampoco una mutación. Se puede afirmar que es el resultado de una mezcla de genes de diversas plantas difícil de explicar en la época en la que hablamos, como difícilmente explicable e improbable es también que en apenas unos pocos miles de años, el hombre transformarse a los animales por medio de la domesticación.

HOMBRES CONTRA SERES-SERPIENTE
Con relación a la posible diáspora ocurrida como consecuencia del hundimiento de la Atlántida, las tradiciones amerindias nos aportan leyendas cargadas de datos históricos. Así, por ejemplo, los indios delaware o los lenni-lenapi cuentas la historia de una continua lucha entre los hombres de la Tierra y los Seres-serpiente. Decididos a destruir a la humanidad, los seres-serpiente provocaron una gran avalancha de agua que habría de ahogar a todos los hombres. Pero un espíritu femenino ayudó a algunos de ellos a montarse en un barco y se cuidó de que sobreviviesen.
Así fue como los “salvados” desembarcaron inicialmente en un país muy frío, abriéndose paso gradualmente hacia tierras más templadas. Mientras tanto, los seres-serpiente emigraron hacia el Este y conquistaron una próspera nación (¿acaso se trataba de Egipto?). Algunos de los delaware se quedaron en el nuevo país, mientras que otros regresaron a sus antiguos hogares.
Hay que tener en cuenta que los escritos sumerios también llamaban hombres-serpiente a los dioses que los gobernaban. En este sentido, Zecharia Sitchin, en su obra El Duodécimo Planeta, nos hace partícipes del resultado de sus investigaciones sobre textos acadios y sumerios, en los cuales se refleja la epopeya del diluvio de la cual fue extraído el texto bíblico.
El héroe del diluvio mesopotámico es llamaba Ziusudra (Utnapistim en acadio). En la Epopeya de Gilgamesh, el protagonista, en su búsqueda de la inmortalidad, llegó hasta Utnapistim, quien le reveló el secreto de la supervivencia -”un secreto de los dioses”- diciéndole que antes del estallido del Diluvio Universal los dioses se reunieron en consejo y votaron la destrucción de la humanidad, aunque en realidad lo que se votó fue que los hombres no serían informados de la previsible avalancha de agua que -como fenómeno natural- inundaría la Tierra. El voto y la decisión se mantuvieron secretos, pero uno de los dioses -Enki-, buscó a Utnapistim., el soberano de Shurupak, para informarle de la inminente calamidad con las siguientes palabras: “Hombre de Shurupak, hijo de Ubar-Tutu: ¡destruye la casa, construye una nave! ¡Déshazte de las posesiones, salva tu vida!. A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivientes; la nave que construirás, sus dimensiones serán a medida”.

LOS “GENETICAMENTE PUROS”
Gran parte del conocimiento que se tiene acerca del Diluvio y de los hechos que le precedieron proviene del texto acadio Cuando los dioses como hombres. En él, el héroe del diluvio se llama Atra-Hasis. En el diluvio de la Epopeya de Gilgamesh, Enki llamó a Utnapistim “el muy sabio”, que en acadio es atra-hasis. Según los especialistas, los textos en los que Atra-Hasis es héroe podrían ser partes de una historia más antigua del diluvio de origen sumerio. Con el tiempo, se descubrieron suficientes tablillas babilonias, asirias, cananeas e, incluso tablillas sumerias originales como para permitir una gran recopilación de la Epopeya de Atra-Hasis.
Todo el planteamiento de Zecharia Sitchin se basa en la existencia de una corte celestial, formada por seres procedentes de otros planetas y que fueron los creadores -mediante manipulación genética- de los seres humanos de la Tierra. Según narra en sus libros, los hombres inicialmente fueron creados híbridos, es decir, sin la posibilidad de procrear entre sí. Pero llegado un momento, estos dioses -o tal vez otros- llegados de diferentes puntos del universo, facultaron al ser humano de la Tierra para tener hijos. Este capítulo podría estar recogido en la Biblia cuando se dice que: “Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la Tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien y tomaron por mujeres a las que preferían de entre ellas. Entonces dijo Yhavé: no permanecerá mi espíritu para siempre en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean ciento veinte años. Los nefilim existían en la Tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos” (Génesis 6, 1-4).
Al parecer, la promiscuidad y la degeneración genética progresiva de los descendientes de los dioses fue el determinante que llevó al Consejo a tratar de eliminar esa generación de la faz de la Tierra, excepto a aquellos que consideraba “genéticamente puros”, como Noé. Quizás sea esa la razón de las palabras de Yhavé cuando dijo aquello de: “No permanecerá mi espíritu para siempre en el hombre, porque no es más que carne”, entendiendo por espíritu el código genético que habría servido de base para la creación de los hombres de la Tierra.

EL CATACLISMO ATLANTE
Si bien los datos que proporciona Zecharia Sitchin nos sitúan en una cosmogonía diametralmente opuesta a la que siempre nos ha sido transmitida, no por ello deja de tener cierta lógica. Probablemente el futuro nos desvelará el misterio de nuestros orígenes pero, entretanto, no renunciaremos a tratar de descubrir si los acontecimientos que han marcado nuestra vida han sucedido tal como nos los han contado. El Diluvio Universal, por ejemplo, es quizá el más importante por cuanto marca la frontera entre dos mundos absolutamente distintos.
Una vez que los datos obtenidos parecen indicar sin lugar a dudas que la Tierra fue inundada hace miles de años, y vista una de las posibles causas -aunque obviamente basada en especulaciones con un cierto rigor científico-, se trataría ahora de analizar las causas físicas que produjeron la inundación: ¿el hundimiento del continente atlante?, ¿el deshielo de los polos como consecuencia del fin de la glaciación?, ¿la caída de un meteorito gigante?.
Para aquellos que piensan que todo lo sucedido estuvo circunscrito al área del Próximo Oriente, seguramente les parecerá coherente la explicación de que el Diluvio Universal era la consecuencia de las inundaciones anuales de la llanura del Tigris-Eúfrates. Se piensa que una de esas inundaciones debió ser particularmente fuerte. Campos y ciudades, hombres y bestias fueron alcanzados por la riada, y las gentes primitivas, interpretando el acontecimiento como un castigo de los dioses, comenzaron a propagar la leyenda del diluvio. Pero, evidentemente, eso no explicaría que en el otro lado del mundo también se hablara de la gran inundación...
Para intentar entender este hecho habría que referirse, entre otras, a las leyendas de los pueblos amerindios, según las cuales ellos son los descendientes de los que lograron sobrevivir a la destrucción de una gran civilización anteriormente existente y que residía en un continente que se hundió en las aguas del Gran Mar. La Atlántida pudo haberse sumergido durante un período aproximado de 40.000 años, el que va desde el 500.000 a.C. hasta el 10.000 a.C., tiempo más que suficiente para que sus habitantes se pudieran desplazar tanto hacia el Este como hacia el Oeste, siendo así embajadores de una cultura cuyos vestigios los podemos encontrar en Egipto, Mesopotamia, norte de Africa y América. Y es que el gran cataclismo, que hundió definitivamente al continente atlante, pudo ser, en efecto, el causante de maremotos, lluvias, huracanes, cambios climatológicos y un largo etcétera de fenómenos que posteriormente fueron recogidos por las diferentes tradiciones dando lugar a mitos como el Diluvio.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeLun 05 Ene 2009, 22:05

Joder Rabino.... que miedo me dás cuando empieces con el Nuevo Testamento!!!!

Shalom.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMiér 07 Ene 2009, 11:17

Pues tiene tambien cosas interesantes, pero la verdad es que el Antiguo Testamento da más juego.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMiér 07 Ene 2009, 11:21

Estas vacaciones has entrado con fuerza, amigo Elías.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMiér 07 Ene 2009, 23:30

Querido y estimado rabino :
Como suele siendo habitual su entrada me ha dejado muy sorprendido.Una nueva información que nos hace reflexionar. Solo le pido que parta sus intervenciones en varios trozos porque me han aumentado ya tres dioptrias los ojos por leer tanto texto del tiron. Un saludo
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeMiér 07 Ene 2009, 23:37

¿A que nos habíamos olvidado de Noé?....pues vamos a darle un repaso


El Arca de Noé: Ingeniería naval según Yhavé

¿Quiénes eran esos “hijos de Dios” que desearon sexualmente a las mujeres terrestres?. Según algunos padres de la exégesis como San Agustín, San Jerónimo o San Cirilo, los Elohim -que así se les llama realmente en la Biblia- eran los hijos de Set, el tercero de los hijos de Adán y Eva. Y según estos mismos santos, las “hijas de los hombres” serían las descendientes de Caín.
Sin embargo, esa conclusión resulta excesivamente forzada. A fuerza de ser sinceros, parece una excusa exculpatoria hacia unos seres que, según los primeros estudiosos, eran ángeles. Pero, ¿cómo podemos admitir que los ángeles, a no ser que fueran de “carne y hueso”, se unieran sexualmente a las terrestres?. De esas uniones -aseguran algunos intérpretes de los textos apócrifos, como Los libros de Enoch, El libro de los Jubileos o El Testamento de los Doce Patriarcas-, nacieron los “gigantes” que condujeron al hombre por el camino equivocado. Y esa -y no otra- sería la causa del Diluvio Universal. Es decir, que la presunta catástrofe fue provocada por un encolerizado Yhavé que decidió salvar a un solo hombre: Noé.

UN NIÑO CON UN EXTRAÑO “DON”
Lamec había estado de viaje más de nueve meses. Al retorno a su hogar, se encontró con un retoño que -lógicamente- no podía ser fruto suyo. Su mujer negó haber mantenido contacto sexual con nadie, ni siquiera con los “hijos de Dios”. No obstante, el niño parecía de otra raza por su tez resplandeciente. Lamec pidió consejo a su padre, Matusalén, que a su vez consultó al sabio Enoch -aquel que sería arrebatado por un “carro de fuego” para siempre-, y Enoch profetizó una gran catástrofe divina y atribuyó al extraño hijo el “don” de ser el primer padre de los supervivientes, quien sería conocido con el nombre de Noé. Esta historia, que aparece en un papiro encontrado en Qunram sobre el personaje de Noé, no es relatada en el Génesis, donde simplemente se dice que Lamec, cuando contaba 182 años, “engendró un hijo al que puso por nombre Noé”.
En cualquier caso, lo que hoy sabemos sobre los tiempos anteriores al Diluvio Universal ha hecho que, por fantásticas que sean, no deben quedar en el olvido. Así explicaba su tesis Erich von Däniken en su obra Recuerdos del futuro: “¿Cabría preguntarse seriamente si la raza humana no será un acto predeterminado de procreación por seres exóticos procedentes del Cosmos? ¿Qué sentido tendrían, si no, las alusiones a la fecundación de la humanidad por gigantes e hijos de Dios, con subsiguiente exterminio de los ejemplares malogrados?.
Pese a tantas y tan inquietantes dudas, algo sí que está claro: en aquel Diluvio Universal iban a intervenir directamente fuerzas celestiales. Y Yhavé, que quería salvar a ese hombre de naturaleza ignota, dispuso sus conocimientos en forma de ingeniería naval y se los transmitió al hijo de Lamec.

YHAVE, EL INGENIERO
Quizá ni siquiera había visto el mar, pero lo cierto es que Noé fue capaz de construir un arca capaz de flotar sobre las aguas, aunque fuera Yhavé quien le diera el “libro de instrucciones”. Así se explica en Génesis 6, 14-16: “Haz un arca de maderas resinosas, divídela en compartimentos y la calafateas con pez por dentro y por fuera. Hazla así: trescientos codos de largo, cincuenta de ancho y treinta de alto; harás en ella un tragaluz, y aun codo, sobre éste acabarás el arca por arriba; la puerta la haces a un costado; harás en ella un primero, un segundo y un tercer piso”.
Y Noé, que no debía tener conocimiento naval alguno, construyó el arca, a la cual se subieron su mujer, hijos y nietos. Llovió durante cuarenta días y la barca acabó varada -ya cuando las aguas comenzaron a bajar, tras haber extinguido presuntamente toda señal de vida en el mundo- cerca de la cumbre del monte Ararat. Sin duda, Yhavé fue un “ingeniero” que sabía muy bien lo que se traía entre manos.
Noé se convirtió, pues, en el nuevo padre de la segunda humanidad. Ahora bien, ¿dónde acaba la realidad y empieza la ficción de esta historia? ¿Hay algo real en todos los libros bíblicos del Pentateuco?. Nada demuestra que sea ficción, pero tampoco lo contrario, porque incluso hay evidencia geológica de la existencia de un diluvio universal, cuyo relato -existencia del Arca incluida- encontramos en multitud de culturas (ver anotaciones al final de este artículo).

¿CUBRIERON LAS AGUAS EL PLANETA?
En 1922, Leonard Woolley, científico de Oxford, inició una serie de investigaciones que parecieron respaldar la existencia histórica y real de algunos episodios bíblicos. Siete años después, mientras excavaba en el cementerio de Tell-al-Muquayyar -en donde creía que estaba Ur, el origen geográfico de Abraham- halló una capa de arcilla de dos metros y medio depositada allí por el agua. Para él, aquello era una prueba de la existencia del diluvio. No obstante, las tesis de Woolley fueron duramente contestadas durante décadas. Autores como Robin Lane Fox, en su libro La versión no autorizada considera que el diluvio “se desarrolló a partir de leyendas mesopotámicas”. Y añade: Es un cuento, ficción; no es historia”. Pero no todos los científicos están de acuerdo. Willian Ryan y Palmer Pitman, por ejemplo, creen que ese diluvio sí existió y produjo un verdadero éxodo desde Oriente Medio hacia Europa, fechando el suceso al final de la última era glacial. De hecho, en 1993 Ryan analizó mediante la prueba del carbono-14 los sedimentos del fondo del Mar Negro, comprobando que esa llanura quedó inundada hace 7.750 años.

UN ARCA CONGELADA
Ya Flavio Josefo y Marco Polo aseguraron que los armenios creían firmemente que el Arca seguía estando en el monte Ararat, enterrada bajo la nieve, congelada en medio de algún inmenso glaciar que podría alcanzar un grosor de más de 50 metros. Posteriormente, a finales del siglo pasado, algunos exploradores llegaron a afirmar que habían visto sus restos. Hasta que, ya en el siglo XX, algunos aviadores que sobrevolaron la zona antes de la II Guerra Mundial aseguraron haber divisado cerca de la cumbre del monte lo que parecía el armazón de un arca congelada y enterrada en el glaciar Kop.
Algunos testimonios en este sentido resultan casi definitivos, como el del subteniente Gregor Schwinghammer, piloto de un F-100 con base en Adana (Turquía), quien concedió una interesante entrevista a Charles Bertliz, autor del libro En busca del Arca de Noé. Schwinghammer explicó que un piloto turco les puso al tanto de la existencia de un barco, que podría ser el Arca, en lo alto del monte Ararat. Así que los pilotos norteamericanos ardieron en deseos de comprobarlo con sus propios ojos: “Ibamos dos pilotos y el turco... Dimos una vuelta en torno al Ararat y, de repente, allí estaba aquello, tirado en la nieve en una especie de silla de montar en la montaña. Parecía un enorme vagón o barcaza rectangular. Estaba ladeada, algo encajado allí. La parte que vi asomando de la nieve y el hielo tenía de 9 a 12 metros y unos 30 metros de largo hasta meterse en la nieve. Era de color negruzco. Luego supe que el glaciar resbalaba por la montaña y por eso quedaba a veces al descubierto.”
Años más tarde, en la década de los años cincuenta, el montañero francés Fernand Navarra recogió trozos de vigas de madera trabajadas cerca de aquel lugar, para las que el análisis mediante carbono-14 arrojó una antigüedad de 7.000 años. En otra ocasión, un piloto turco, sobrevolando el Ararat a tres kilómetros de altura, fotografió una huella en el glaciar en forma de barco, de 137 metros de longitud, una dimensión muy similar a la que Yhavé dio a Noé para su arca. Y aunque gran parte de los científicos dicen que esa formación es un capricho de la naturaleza, modernas excavaciones han extraído allí mismo madera fosilizada; lo que resulta sorprendente en una zona que está mucho más alta del nivel en el que crecen los árboles.
El Arca de Noé pudo ser también investigada por la CIA. Se dice que algunas expediciones -cuyos resultados nunca han sido bien conocidos- fueron financiadas por los servicios de inteligencia norteamericanos. Además algunos pilotos afirman que el avión espía U-2 sobrevoló el monte en más de una ocasión con objeto de averiguar si eran ciertas las afirmaciones de lugareños y expedicionarios sobre la existencia del Arca en aquel inhóspito y casi inaccesible lugar. Y, por cierto, un satélite de investigación cartografió la zona en 1974, detectando un objeto no identificado en la ladera de la montaña. Frank Moss, presidente del Comité Espacial del Senado, afirmó que éste “tenía aproximadamente el tamaño y forma del Arca”.
Muchos científicos se empeñan en negar que “aquello” sea el Arca de Noé. Pero, si no lo es, ¿qué tipo de nave fue capaz de llegar hasta lo alto de un monte como el Ararat?.

LAS OTRAS ARCAS.- Leyendas de una gran nave construida por orden de los dioses y tripuladas por unos pocos supervivientes al Diluvio Universal existen en todos los confines del planeta. Las similitudes entre ellas hacen pensar en la existencia de más de un arca, un hecho que se transmitió y fue adoptado por diversas culturas. Veamos algunos ejemplos.:
- En inscripciones sumerias se habla de una nave de 5 estadios de longitud que sirvió a Xisurthros para salvarse de “un chorro de agua que se elevó hasta el cielo.
- Inscripciones asirias y babilónicas hablan de un diluvio de 6 días, del cual Ubaraturo se salvó a bordo de una nave de 600 codos.
- En ciertas tradiciones griegas, un diluvio que duró nueve días fue aplacado por Deucalión gracias a un gran cofre.
- Los puranas de la India hablan de un barco dirigido por el Pez Divino para sobrevivir a un diluvio de siete días.
- El arca de los persas era una vara hecha de barro con tres pisos, que sirvió a Yima y a mil parejas de animales y pájaros para sobrevivir a terremotos, inundaciones y fuegos.
- Leyendas noruegas hablan de una gran nave para sobrevivir a la inundación y el fuego provocados por estrellas luminosas que cayeron del cielo.
- Tradiciones toltecas y aztecas también hablan de un diluvio al que sobrevivió Coxcox o Tezpi gracias a una gran balsa de madera de ciprés.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeJue 08 Ene 2009, 10:06

Vamos, que Noé se entretuvo en montar un mueble del Ikea para salvarse de las lluvias.
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MensajeTema: Re: ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO   ENIGMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Icon_minitimeJue 08 Ene 2009, 23:44

Bueno, pues después de nuestro amigo Noé, pasemos a otro relato al cual estamos acostumbrados a oir. Se trata del tema de la Torre de Babel.
Después de colgar este relato, intentaré tardar más en incluir los siguientes porque me da la sensación de que voy a mucha velocidad. Total..... todavía hay tiempo por delante.... Y por consiguiente y tomando las palabras de nuestro hermano Sión, cuando empiece con el Nuevo Testamento, vais a ir alucinando por partes, aunque creo que después de que hayais leído el Antigüo no os sorprenderá tanto. Es que os estoy preparando para lo inevitable......

¿Qué paso en la Torre de Babel?

En el libro del Génesis se explica cómo los descendientes de Noé se dispusieron a construir una torre tan alta que les permitiera escapar de la cólera de Yhavé, pero éste, para castigar su presunción, decidió sembrar de “confusión” su lenguaje: “He aquí que forman un solo pueblo y tienen todos ellos una misma lengua y ese es el comienzo de su actuación; ahora ya no les será impracticable cuanto proyecten hacer. Ea, bajemos y confundamos allí su lengua a fin de que nadie entienda el habla de su compañero”. De esta forma Yhavé consiguió impedir que construyeran aquella torre insensata a la que se denominó Babel, preocupado ante el hecho de que el hombre se convirtiera en una criatura demasiado fuerte.
El propio nombre de Babel tiene una explicación etimológica: procede del término hebreo balal (Babel), que significa “confundir” y es, a su vez, un calco directo del acadio bab-ili (puerta o torre de Dios).
Es muy probable que el relato bíblico se inspirara, pues, en tradiciones anteriores (judaicas y no judaicas), como la epopeya sumeria de Enmerkar -que también describe una confusión de lenguas- o que derivara de los relatos de viajeros y mercaderes que en Palestina describían los colosales edificios de Babilonia y la confusión de lenguas allí existente, debido a la diversa procedencia de los muchos peregrinos, mercaderes o prisioneros de guerra que hasta allí llegaban.
Cualquiera que fuera el punto de partida de la maldición bíblica sobre la torre, esta construcción ha llegado a convertirse -con el correr de los siglos- en símbolo arquetípico de empresa utópica y ejemplo de la soberbia humana. Sin embargo, al margen de su valor alegórico, interesa confirmar que los hebreos llegaron a construir una torre que desafiara a los cielos. Y así fue, ¿dónde se encontraba?.

UN EMPLAZAMIENTO MITICO
En todas la poblaciones de importancia de la antigua Mesopotamia había por lo menos un zigurat (torre gigantesca), y a veces más de uno. El zigurat de Babel recibió el nombre de E-temen-an-ki (Casa del fundamento del Cielo y la Tierra) y fue un templo excepcional tanto por sus dimensiones como por su historia. Sin embargo, hasta el siglo pasado no se tuvo certeza de que hubiera sido construido.
Gracias a las excavaciones llevadas a cabo entre 1899 y 1917 por una expedición alemana dirigida por Robert Koldewey, profesor de la Escuela de Ingenieros de Görlitz, se ha podido comprobar que la torre de Babel no fue simplemente una fábula bíblica, sino que se elevó majestuosa en la urbe más suntuosa del mundo antiguo: Babilonia, enclavada en el antiguo reino de Sumer y Acad, a orillas del río Eufrates.
Hasta que las excavaciones de Koldewey no pusieron al descubierto el primitivo emplazamiento del mítico zigurat, en el lugar conocido actualmente como Sahn -donde ahora sólo hay un foso enorme lleno de agua, ya que el Eufrates fluye muy cerca y por infiltración penetras hasta allí-, las únicas referencias existentes sobre esta construcción, además del relato bíblico, eran las del viajero griego Herodoto, el médico del rey persa Artajerjes II, Ctesias, y Harpocrición de Alejandría.
De mayor valor histórico -si cabe- es la descripción cifrada de Torre en la Tabla de Esagila, un documento cuneiforme que hoy se encuentra en el Louvre y que en 1913 fue sometido a un riguroso estudio. Este texto pertenece a la época seleúcida, está datado el 12 de Diciembre del año 229 a.C y fue redactado en Uruk (la Erek de Génesis 10, 10), según un original más antiguo procedente de Borsipa, pocos kilómetros al sudoeste de Babilonia, donde se encuentran las altas ruinas de Birs Nimrud, otro zigurat durante mucho tiempo confundido con la Torre de Babel. Según esta Tabla de Esagila, el mítico zigurat de Babilonia estaba compuesto por edificios superpuestos en orden de base decreciente y dejando amplias terrazas exteriores, cada una sentada sobre la anterior. Cada lado medía algo más de 91 metros y estaba construido con adobes recubiertos por una capa protectora de ladrillos cocidos de 15 metros de espesor. Se accedía a los pisos superiores por tres escaleras de, al menos, treinta metros de altura, y en el último piso se encontraba el templo del dios principal de la ciudad, Marduk.
La torre que vio Herodoto en el año 458 a.C. era una construcción gigantesca erigida con 85 millones de ladrillos recubiertos de azulejos multicolores, pero cuando Koldeway consiguió localizarla sólo quedaba de ella un montón de ruinas que ni siquiera habían pertenecido a la torre original.
Según los testimonios históricos, lo más probable es que la primitiva Torre de Babel fuera destruida por Hammurabi (1730-1686 a.C.). Los reyes Nabopolasar (625-605 a.C.) y Nabucodonosor (604-562 a.C.) la reconstruyeron y revistieron su parte superior con ladrillos de esmalte azul, pero su esplendor no duraría: el rey persa, Jerjes, la demolió en el 478 a.C.
Cuando Alejandro Magno invadió Babilonia pocos años después, fascinado ante aquellas ruinas gigantescas, decidió reconstruirla, pero su muerte prematura impidió que tal empresa llegara a su término. En el decurso de los siglos siguientes, los árabes expoliaron los restos de aquella magnífica construcción llevándose los excelentes ladrillos que habían constituido su estructura.
Entre las numerosas teorías que se han expuesto sobre las funciones e importancia de los zigurats se encuentran las que van desde la utilidad funeraria hasta la meramente religiosa, pasando por la astronómica. Algunos especialistas -como Jensen y Lagrange- han sugerido que el zigurat de Babel era un claro ejemplo de arquitectura cosmológica y simbólica y vieron en él una representación reducida de la Tierra, que constituía el dominio privado del dios y le aseguraba una especia de “lugar de reposo”. Los recientes estudios del investigador inglés John Michell sobre las claves numéricas y el saber ancestral de los campos de energía gravitatoria y electromagnética terrestre han puesto de manifiesto que estas construcciones sagradas estaban asentadas en zonas de fuerte magnetismo telúrico. Los templos se concebían de manera que incluyesen referencias simbólicas a la deidad apropiada siguiendo unas pautas determinadas de números, que reflejaban aspectos específicos de la energía cósmica. Las dimensiones de Etemenanki expresadas en la Tabla de Esagila en codos mesopotámicos (medida que luego hereda la tradición judía y que corresponde a la seismillonésima parte del radio polar terrestre), no dejan lugar a dudas de que esas cifras reflejaban paradigmas de las leyes universales.
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